Muy
cerca del pueblo de Casarabonela se encuentran los extensos restos de
una ancha calzada (foto 1), que al construirse
sobre terreno escabroso ha posibilitado que al menos en parte haya podido
sobrevivir hasta nuestros días. Su uso ha continuado
hasta hace relativamente poco tiempo, uniendo Casarabonela con Ardales
y Ronda. Parece ser que fue trazada inicialmente por los romanos, si
bien su aspecto actual se debe a los cambios sufridos a causa de las
distintas reparaciones efectuadas a lo largo de la Edad Media (se ha
hallado cerámica medieval bajo el empedrado) y durante el siglo
XVIII, en tiempos del rey Carlos III. Se trataría de la que Gozalbes
Cravioto, en su excepcional obra Las vías romanas de Málaga,
denominó Ramal Viario V.a., que comunicaba la Vía
V, que recorría la margen derecha del río Guadalhorce,
con la Vía VI, que partía de Iluro (Álora)
hasta llegar a Arunda (Ronda). El
ramal que nos ocupa se extendía, en sentido este a oeste, desde
la confluencia del rio Guadalhorce con el arroyo de Casarabonela, a
partir del cual discurriría más o menos en llano, hasta
que comenzaba a ascender a partir del arroyo de El Tesorillo, pasando por
el núcleo de Casarabonela, y alcanzando la Sierra Prieta para
a continuación entrar en el valle del Turón donde se uniría
a la Vía VI. Los espectaculares restos de la calzada
se extienden desde la cima de Puerto Martínez o de la Martina,
casi siempre en sentido descendente, hasta terminar muy cerca del núcleo
urbano de Casarabonela. Todo el recorrido se realiza rodeando a media
ladera las escarpadas montañas, buscando los pasos donde los
carruajes pudieran superar los cauces sin necesidad de construir un
puente (foto 2), como sucedía en la
mayoría de los casos. La construcción de estas infraestructuras
era una obra muy cara y exigía mano de obra cualificada, lo que
hacía que en pocas ocasiones se abordara. Gracias a los tramos
donde queda empedrado o summa crusta sabemos que el material
empleado fue de dos tipos: por un lado lajas y piedras medianas y por
otro guijarros de menores dimensiones, este último sistema fue
el preferente en la realización de calzadas durante la Edad Media
(foto 3). Pero los trabajos no se limitaban
a tender un suelo más o menos resistente al peso de carruajes,
sino que se complementaba con elementos que hacían el viaje más
seguro, como los bordes de la vía que se protegían mediante
grandes lascas dispuestas verticalmente (foto 4),
así como zonas sin empedrar acotadas con líneas de piedras
perpendiculares u oblicuas al camino para desagüe de arroyos o
avenidas (foto 5) y pequeños escalones
cada cierta distancia que permitían a las pesadas cargas desplazarse
con no demasiada inclinación sobre el terreno, facilitando el
trabajo de los hombres y de las bestias (fotos 3 y 4).
Foto 2
Foto 3
Foto 4 Foto
5
Bibliografía
consultada. En
la Ruta de los Caminos, ver:
(001).
Acceso.
El acceso tiene un cierto nivel de dificultad. Desde Casarabonela debemos
tomar la carretera MA-445 o MA-5401, dirección norte, que conduce
hasta El Burgo. Deberéis seguir por ella durante unos tres kilómetros
o algo más hasta llegar al kilómetro 16 (hay señalización
de tráfico). A partir de allí, y situada a la izquierda,
comienza una pista. En la entrada veréis una construcción
reciente, cúbica y de piedra, enfrente una pequeña caseta
con tejado a cuatro aguas, y un cartel informativo vertical sobre rutas
senderistas. Pues bien, recorreréis la pista unos 600 metros
(se puede hacer con un turismo) hasta encontrar una placa de cerámica
que explica e indica el comienzo de la calzada desde este lado. Aunque
el cartel no estuviera, la calzada se hace visible sin dificultad. Desde
allí puedes empezar el paseo a pie, y si lo continúas
hasta el final te llevará ladera abajo hasta una carretera cercana
a Casarabonela donde se advierte un picadero con plaza circular y más
abajo un pequeño campo de fútbol.
Conservación.
Museografía. Didáctica. Esta calzada tan ancha
y extensa (se conservan varios kilómetros), que en algunos tramos
se encuentra en buen estado, debe ser objeto de un plan de investigación,
restauración y difusión, ya que su conocimiento en profundidad
puede ofrecer grandes sorpresas, sobre todo en cuanto a su asignación
o no al período romano. No hay duda de que se trata de un monumento
único al que los bonelenses deben prestar merecida atención
y exigir su recuperación, participando activamente en la misma,
porque Casarabonela, como estamos viendo en nuestro viajerosencortomálaga,
posee tal riqueza de bienes culturales que debe ser puesta en valor de una forma
inteligente dentro de un proyecto general que de a conocer tanto el
núcleo de población como el término municipal del
que no terminamos nunca de asombrarnos, tal es su variada tipología
patrimonial.
Ubicación.
Coordenadas U.T.M.: Comienzo descrito en Acceso:
30 S
335546.28 m E
4074828.52 m N