La Torre de Escalante forma parte del inmenso patrimonio en arquitectura militar que posee la provincia que es poco o nada conocido. Afortunadamente la torre se encuentra en el centro del pueblo de Istán y ha podido ser rescatada de la destrucción por abandono. Esta no es la misma suerte que corren numerosas construcciones defensivas ubicadas fuera de los núcleos de población y de las que ya hemos visto algunos tristes ejemplos.
Las fuentes escritas que hemos podido consultar son muy escasas, siendo la información más completa la que se recoge en la página web del propio Ayuntamiento de Istán y que nos informa con cierta amplitud de los aspectos históricos,
funcionales y constructivos de la misma.
Durante la ocupación musulmana debió servir como torre alquería para la defensa de la población cercana en caso de ataque enemigo (web).
Los escasos restos que han llegado hasta nuestros días formarían parte de la planta inferior de la torre que tendría planta cuadrangular con fuertes muros de mampostería irregularmente dispuestos, excepto en su muro oeste donde el material se superpuso de manera lineal, lo que denota diversas fases constructivas. En el interior se observa el arranque de la bóveda que se construiría mediante pechinas de inicio bastante bajo, así como la única puerta de salida en el muro norte, estrecha y con arco de medio punto de ladrillo. El interior de este acceso se construyó con el mismo material, e incluso en la entrada se dispuso una doble arquería, la inferior de medio punto peraltada y la inmediatamente superior a modo, quizá, de arco de descarga.
Foto 2 Foto 3
Bibliografía
consultada.
Referencias en texto: (web): Página web del Ayuntamiento de Istán.
Acceso.
Es muy fácil. Pasada la iglesia, que se encuentra en el centro del pequeño casco histórico de Istán, tomas la calle San Miguel (sentido norte), y a unos 50 metros a la izquierda, junto a un pequeño parque, encontrarás la torre. Al ser un espacio público se puede visitar en cualquier momento.
Museografía.
Conservación. Didáctica. Se trata de un buen ejemplo de conservación y de integración arquitectónica en el núcleo urbano. Incluso posee interesante información escrita en carteles verticales. Lo único mejorable es la protección del monumento contra las inclemencias del tiempo, sobre todo la parte superior de los muros, debiendo implementarse algún tipo de cubierta o cierre que limite la erosión. Esa solución debe pasar desapercibida para los visitantes. El buen arquitecto no es el que deja su huella sobre la historia, sino el que procura que perdure ella y no él.