El
Castillo de Santa Catalina fue construido hacia 1625, en
tiempos de Felipe IV, junto con otras fortificaciones ya desaparecidas,
para la defensa del sector Este de la ciudad y del puerto, manteniéndose
útil durante todo el siglo XVIII. Levantado con mampostería, su planta era irregular, adaptada al terreno. Poseía dos
torreones además de las murallas, así como dos baluartes con forma de punta de diamante. En 1929 se construyó un palacete que
integró en su jardín los restos de la fortaleza. En la actualidad
se conserva sólo parte de su estructura, como los torreones (foto
2) y una sección de la muralla (foto 3), aunque
muy remodelados y con adiciones sobre la obra original como el paso elevado
bajo arcos de herradura (foto 1) y los vanos abiertos
también con forma de arco de herradura de ladrillo enmarcados con
alfiz en las torres (foto 4).
Conservación
y didáctica. Podemos darnos por satisfechos conque en este
caso la fortificación esté dentro de los jardines de un hotel,
formando parte de su atractivo, lo que por el momento parece que asegura
su buen estado. La conservación de la fábrica, en general, parece buena, aunque tenemos que poner un pero y es que el interior
de las torres está siendo utilizado como almacén de material
del hotel: sillas, mesas y otros, y su conservación deja mucho que
desear observándose señales de deterioro: humedades, grietas,
paredes "leprosas", suciedad. No
existe ningún tipo de información
histórica o artística de los restos. Una lástima. La
preocupación por el patrimonio también se debe entender en
su finalidad de difusión, de enseñanza, de contar qué es aquello,
las razones por las que está ahí, qué significó para las
gentes que lo vivieron. Todo eso.
Ubicación.
Coordenadas U.T.M.: 30 S
375504.94 m E
4065250.98 m N