Situado en calle Torregorda, esquina con calle Panaderos, en la segunda línea de edificaciones del lado norte de la Alameda Principal y a escasos metros del mercado de Atarazanas, este interesante inmueble fue levantado a finales del siglo XVIII (en 1792 o pocos años después), en una zona que había sido ganada recientemente al mar, lo que permitió a la ciudad el ensanche hacia el sur.
Posee dos fachadas compuestas por planta baja, entresuelo, principal, un piso más y un torreón en la esquina suroeste. La entrada de prestigio, no conservada (la que existe en la actualidad es una reproducción simplificada), se situaría en la calle Torregorda, y consistiría en una gran portada central realizada posiblemente con piedra tallada, que ocuparía dos niveles: planta baja y entresuelo, lo que le conferiría un aspecto palaciego, idea reforzada por la decoración pictórica de sus muros exteriores que representan elementos arquitectónicos de orden clásico. Sus vanos, de amplias proporciones y equilibrado ritmo abren el edificio, que expone orgullosamente las importantes dimensiones de sus estancias interiores (foto 1). Las restauraciones llevadas a cabo en 2010 y otras más recientes, han permitido redescubrir para la ciudad las mencionadas pinturas, que se extienden por ambas fachadas, y en las que destaca su intenso cromatismo, comenzando por el ocre del estuco de los paramentos generales, distintos grises de las columnas, el rojo almagra para plintos y entablamentos, la grisalla para las escenas, etc. Aunque el pintor dispuso sus colores principalmente en capas planas, el conocimiento de la perspectiva y del dibujo le permitieron junto al juego cromático crear sensación de tridimensionalidad y profundidad. Para las columnas se emplean dos tonos de gris sin veladura o gradación, falta de técnica que en parte queda resuelta por la disposición de los collarinos y baquetones del capitel y de la basa (foto 4). Es en los elementos vegetales y florales donde sí se alcanza una mejor transición de los colores con la utilización de una pincelada más suelta (foto 6).
Foto 2 Foto 3
La planta baja ha sido muy alterada, perdiendo toda su pintura, así como la fábrica de la portada original, entre la que se disponen sendos vanos alineados con los de los pisos superiores (foto 1).
El entresuelo consta, en el lado de calle Torregorda, de dos cierros de hierro forjado laterales y un vano central más pequeño, enmarcado por lo que serían las pilastras cajeadas de la portada original. Presenta decoración pictórica en el recercado de los vanos laterales a modo de pilastras dobles muy simplificadas, motivos vegetales colgando de la parte superior de este, cortinas recogidas con borlas sustentadas por cordones (foto 6) y pilastras cajeadas en las esquinas decoradas con rocalla en lo que sería su capitel. El lado de la calle Panaderos presenta también tres vanos con cierros de hierro forjado no axiales al muro sino desplazados a su derecha, dos iguales y mayor el más cercano al siguiente inmueble. La decoración es similar a la del anterior paramento, aunque aquí se añade una ancha placa en la base de los vanos menores, quedando restos de lo que pudo ser una gran orla con escena, similar a la de los pisos superiores. Sus extremos también se enmarcan mediante pilastras cajeadas del mismo tipo que las comentadas para el otro paramento. Una potente línea de imposta separa este cuerpo del piso superior (foto 3).
El piso siguiente o principal es más alto que los restantes, repitiendo la cadencia entre el muro y los vanos pero con un mayor desarrollo y riqueza compositiva en la decoración y en los elementos de cierre. Así, el lado de calle Torregorda lo compone un balcón central con baranda, y a sus lados sendos cierros, todos de hierro forjado (foto 2). A ellos se une una potente decoración pintada, con recercados de dobles columnas sobre plinto, capiteles de orden toscano y entablamento: arquitrabe decorado con cortinaje, friso con motivos vegetales en S, y cornisa con flores en hilada, sirviéndole la imposta de triple listel para cerrarla. En el centro del entablamento se dispone un medallón circular con orla cuya escena se ha perdido. El resultado es impactante, rico, colorido y de una indudable belleza. El lado de calle Panaderos continúa con la espléndida decoración y respetando el ritmo que ya se dispuso en el inferior, donde en el centro de cada uno de los tres entablamentos se abren pequeñas orlas con escenas, destacando la central en la que junto a una bandera española se representa una figura y tiendas de campaña (foto 4). En la de la izquierda aparece un soldado en un puesto de vigía elevado, y en la de la derecha se repite el motivo de la tienda de campaña. El conjunto se enriquece con nuevos elementos decorativos como el plinto situado sobre la imposta al que se añade una bola, pero sobre todo la gran orla circular enmarcada con motivos vegetales que penden de una lazada sujeta por una gran argolla y que representa en su lado izquierdo un paisaje con árboles, tiendas de campaña y una torre, y a su derecha una figura humana yacente y al parecer muerta, suponemos, por el ataque de la terrible y amenazante bicha situada junto a esta. Algunas interpretaciones nos hablan de tiendas de indios americanos y de la serpiente de mar, simbolizando los peligros del viaje o la violencia de la guerra (foto 5). En la esquina una columna de orden compuesto cierra el lateral.
El último piso presenta disminución en altura. Los tres vanos del lado de calle Torregorda se cierran mediante balcones de forja, donde continúa la rica decoración pintada, al igual que en el otro paramento, con algunas novedades en la distribución de los elementos decorativos, como las orlas ovaladas dispuestas entre los vanos, cuyas escenas se han perdido, y los plintos rematados con bolas. El otro lado repite similar esquema al de su piso inferior, orden compuesto, plintos con bolas y una gran orla ovalada, también enmarcada con motivos vegetales, donde se representa un paisaje de árboles en el lado izquierdo, templos cristianos en el centro y otros edificios civiles o de más difícil catalogación en el lado derecho. El edificio se cierra con un techo a dos aguas, que en el extremo derecho se interrumpe para dar paso a una pequeña torre, ahuecada con pequeños vanos, recercados, columnas en los extremos y sendos relojes, todos pintados, que le otorgan su popular nombre al inmueble (fotos 1, 2 y 3).
Bibliografía consultada. En Ruta de las Casas Pintadas, ver: (001) y (002).
Acceso. Es muy fácil. Se encuentra en calle Panaderos, esquina con calle Torregorda, entre la Alameda Principal y el mercado de Atarazanas. No hay cartel alguno indicativo para llegar, ni informativo de carácter histórico-artístico ni de ningún otro carácter.
Conservación. Museografía. Didáctica. No hace muchos años que este magnífico edificio se recuperó para la ciudad de Málaga. Su restauración ha sido ejemplar. La variedad e intensidad de los colores, las formas arquitectónicas clásicas, los elementos decorativos variados: relojes, paisajes urbanos entre guirnaldas, bolachos sobre pedestales, configuran un edificio original y único para una ciudad que estuvo repleto de ellos y que a duras penas conserva una mínima parte de su patrimonio. En 1992, el edificio contiguo a este por calle Panaderos fue destruido. Sabemos que también poseía interesantes pinturas.
Ubicación. U.T.M.:
30 S
372838.13 m E
4064520.05 m N
Ubicación en googlemaps©:
Terminado, incorporado a la página y subido a la red el 20/02/2015. nº 153. vecmálaga2015©
