Inmueble en Calle Molinillo del Aceite nº 10
Málaga (ciudad)
En el inmueble ubicado en calle Molinillo del Aceite nº 10, el modelo de distribución de los espacios exteriores, es decir, la disposición, la cadencia y las proporciones de los vanos en relación con los muros, significó un paso más hacia la madurez que alcanzó en la segunda mitad del siglo XVIII, la presentación de los paramentos exteriores de los edificios civiles barrocos. No cabe duda de que aún observamos elementos que se sumergen en la tradición del siglo XVII, como el propio tipo de ornamentación pictórica o una axialidad y jerarquización incompleta en la distribución y tamaño de los vanos, pero ya existen formas que apuntan claramente a una evolución, como la larga verdugada de ladrillos entre la planta baja y la primera, muy cercana a lo que será en un futuro no muy lejano la característica línea de imposta que separe un nivel del superior, y que hasta este momento no había existido en los edificios del primer barroco. De igual modo, la distribución más regular de los vanos, dispuestos por niveles, tanto vertical como horizontalmente, sin la confusión de alturas que podemos observar en otros inmuebles, indican claramente la búsqueda de la racionalidad distributiva de los espacios (foto 1).
Así, la fachada se compone de bajo, primera planta y una torrecilla a la izquierda con dos vanos, uno de ellos cegado (foto 6). En cada uno de los niveles los vanos se distribuyen en 3 y 3. Toda la fachada se encuentra pintada con ornamentación de tipo textural: ladrillo de color almagra de distintos tamaños, llagueado con doble incisión, ecandenados, verdugadas y cajones revocados y ornamentados con motivos llamados de gotas de agua o lágrimas (foto 2). Todos estos elementos pintados derivan de la influencia de la tradición mudéjar, estilo que mezclado en diversos grados con otros también imperantes en cada momento histórico, estuvo presente en nuestra arquitectura durante más de tres siglos. La decoración ocupa toda la fachada no dejando entrever elemento constructivo alguno, con un más que evidente horror vacui, característico de la ornamentación pictórica desarrollada durante el siglo XVII y las primeras décadas del XVIII en esta ciudad, pudiendo datarse todo el conjunto entre las últimas décadas del XVII y las primeras del XVIII.
Planta baja. Consta de tres vanos. En primer lugar el portón de entrada que se sitúa a la derecha. Su dintel se decora con ladrillos a sardinel, con un sobredintel de moldura, y a soga y tizón en las jambas, en cuya mitad inferior se encastran dos fustes cuadrangulares, que procuran resistencia al desgaste propio de esa zona (foto 4). En el dintel quedan restos de caracteres, probablemente indicando el número de manzana y la casa, como era habitual en aquella época (foto 7). A su lado se abre un pequeño vano circular o de ojo de buey. Es evidente que el nivel de la calle en la actualidad está por encima del que en su momento tendría, dejando el bajo algo chato en relación con la primera planta. A la izquierda de la mencionada entrada se abre un hermoso vano rectangular también rodeado de ladrillo fingido, a sardinel en el dintel y cadenas de ladrillo tanto en la jamba como en el alféizar (foto 3). A su izquierda se sitúa otro vano que posee un discreto cierre de jaula. Entre estos elementos ornamentales se extienden verdugadas de ladrillo, dejando libres cajones que se decoran con gotas de agua cuyo llagueado sobresale.
En la planta superior el ritmo entre vanos y muros se repite, aunque aquí aquellos poseen mayores proporciones. Los dos de la derecha se cierran mediante balcón de barrotes de frente plano. Su perímetro se rodea de ladrillo excepto el sobredintel, que junto con los huecos dejados por las verdugadas vuelven a llenarse de motivos gotas de agua. El vano de la izquierda posee un gran cierre de jaula (foto 5).
Por último, la hermosa torrecilla muestra en su único vano abierto un pequeño balcón panzudo (fotos 1 y 5). Sorprende, por un lado, la variedad de cierres. Prácticamente están todos los tipos que caracterizan el barroco malagueño: balcones planos, panzudos, cierres de jaula (pequeños y grandes) o simples rejerías dentro del vano. Por otro lado, la riqueza decorativa, que aún con poca variedad de elementos consigue un elegante y equilibrado resultado.
Foto 4 Foto 5
Foto 6 Foto 7
Bibliografía
consultada. En Ruta de las Casas Pintadas, ver: (001) y (002).
Acceso. Es muy fácil. La calle Molinillo del Aceite es peatonal y se sitúa en el centro histórico. Uno de sus accesos se realiza por calle Carretería, hacia la mitad, justo enfrente de las murallas musulmanas visibles en los nº 62 y 64 de la citada calle.
Conservación.
Museografía. Didáctica. Las pinturas de la fachada de este inmueble fueron recuperadas no hace muchos años. Sin duda se trata de un maravilloso trabajo de restauración, aunque escasamente respetuoso con la historia, ya que que fue a costa de perder unas pinturas del siglo XVIII, con las que había sido actualizado el edificio siguiendo el estilo del último barroco. No parece que esa fuese la decisión más acertada, puesto que de quedarnos con dos paramentos pintados, uno del XVII y otro del XVIII, nos hemos quedado con el pintado en la capa inferior, perdiéndose para siempre el segundo. Las pinturas murales del XVIII son un patrimonio precioso e irrepetible. Si en esa época se decidió volver a pintar el edificio, cubriendo la decoración anterior, fue una decisión que nosotros no debimos deshacer, ya que hemos modificado la historia propia del edificio, cosa a la que no tenemos derecho.
Ubicación.
U.T.M.:
30 S
372892.60 m E
4065207.63 m N