La Casa del Obispo. Inmueble en Calle Cerrojo nº 38.
Málaga (ciudad)
La tradición de pintar las fachadas con distintos motivos: texturales, geométricos, arquitectónicos, figurativos, naturales, narrativos, etc. solos o en convivencia unos con otros fue una característica estética de los edificios de nuestra ciudad durante los siglos XVI, XVII, XVIII y parte del XIX. La belleza y brillantez de estas composiciones mostraban la pujanza de una economía basada en el comercio, haciendo posible la existencia de un gran número de artistas dedicados a estos menesteres. De todo aquello poco nos ha llegado, sobre todo en la orilla oeste del río Guadalmedina, ya que hace unas pocas décadas se procedió al derribo de la mayoría de edificaciones que todavía se mantenían en pie, y cuya recuperación, sin duda alguna, hubiera supuesto el mantenimiento de un patrimonio impresionante y único, además de un poderoso foco de atracción tanto económico como cultural. Pero la realidad no fue así, y en la actualidad, cuando el proceso de destrucción de lo poco que queda aún continúa, solo nos han llegado unos cuantos supervivientes de aquel esplendor.
Foto 2 Foto 3
La llamada Casa del Obispo (calle Cerrojo nº 38) es uno de ellos. Rehabilitada hace pocos años, se procedió a reintegrar toda la fachada del edificio, restituyendo las partes que faltaban, sin que estas resultaran perceptibles, ejemplo plausible de una verdadera restauración. Por contra, observamos en fotografías antiguas del edificio, inmediatamente anteriores a su recuperación, que este poseía en su muro oeste una torrecilla, característica de la arquitectura civil malagueña, y que inexplicablemente ha desaparecido. Parece que la tradición de las torrecillas no ha merecido el mismo respeto que el de las pinturas murales, lo que no es comprensible ni aceptable, debiendo hacerse, por parte de todos, denodados esfuerzos por conservar el escaso número de estas manifestaciones arquitectónicas que aún quedan en la ciudad.
En el inmueble de calle Cerrojo se utilizó decoración de tipo textural (ladrillos vistos y pintados a la almagra en los portones), arquitectónica (esquinas con pilastras cajeadas, sillería encadenada y remate de los vanos) y geométrica (pequeños motivos geométricos que se repiten llenando todo el muro). Eduardo Asenjo Rubio, en su libro "Urbs Picta. El legado cultural de las arquitecturas pintadas en Málaga" lo data entre los años 30 y 50 del siglo XVIII (r.c.p.: 001, pág. 348). Del conjunto solo nos ha llegado el lado que da a la mencionada calle Cerrojo (foto 1), la esquina este (foto 2), no muy ancha, y del interior el zaguán (foto 3). La fachada principal se quiebra mediante un ligero ángulo oblicuo y está formada por bajo, piso principal y primera planta, separados por imposta, con dos portones centrales y distribución axial de los vanos.
Ambas fachadas se muestran pintadas principalmente con complejos motivos geométricos, policromados y planos, ofreciendo un aspecto de gran tapiz, como en otra escala podemos ver en el interior de la iglesia de Santiago de Antequera. El resultado es la mezcla y evolución tanto de la tradición medieval donde zócalos y muros se decoraban con módulos que se repetían indefinidamente, como de la tradición clásica, modificados durante los siglos del Renacimiento y del Barroco, y que ya en nada nos recuerdan al pasado musulmán. De esta manera encontramos motivos de base triangular y desarrollo mixtilíneo en la planta baja (foto 6), de estrella de ocho puntas (más cercano a lo mudéjar) en el piso principal y cuadrangulares mixtilíneos en la primera planta (foto 4). El lateral desarrolla en todo el muro un dibujo triangular más simplificado. La paleta de colores es limitada: almagra, ocre, blanco y azulado. Las puertas se decoran mediante ladrillo pintado en almagra en su recercado, excepto el zócalo que es de cantería. Toda la decoración de tipo arquitectónico es monocromática, señalándose mediante líneas. Así, las esquinas de la planta baja se acotan mediante cadenas de sillería plana, y con pilastras cajeadas en el piso principal y en el superior, pero en este caso con efecto tridimensional (foto 5). El recercado de todos los vanos también se encuentra señalado, y a los de la planta baja y los dos centrales de la principal se le añaden pilastras cajeadas. Por último, todos los vanos, excepto los de la planta superior, poseen frontón partido y plinto con remate hexagonal.
Bibliografía
consultada. En Ruta de las Casas Pintadas, ver: (001). Abreviaturas: Ruta de las Casas Pintadas: (r.c.p.). Acceso. Es muy fácil. La calle Cerrojo se encuentra al comienzo de la calle Armengual de la Mota a la derecha, entrando por el lado sur. Museografía, Conservación, Didáctica. La fachada y un zaguán han sido recuperados hace poco tiempo. Las pinturas se han reintegrado completamente ofreciendo un aspecto inmejorable. Una torrecilla en la parte posterior, vista en fotografías antiguas, ha sido inexplicablemente destruida; como si conservar esa tradición no fuera tan importante como la de las fachadas pintadas. No existe información de ningún tipo en sus alrededores.