Cuando estudiamos la Historia del Arte de Málaga de los siglos XIX y XX, además, como es lógico, de referirnos a grandes y significativos edificios, debemos fijarnos, con más intensidad si cabe, en la arquitectura que se levantó para vivienda, tanto la de las clases sociales más empobrecidas, como las de clase media. Estas casas mata en unos casos y corralones en otros, daban forma al paisaje urbano de la ciudad y eran la arquitectura real para la inmensa mayoría de la gente. Su estudio, promoción y defensa es una obligación inexcusable para los que amamos nuestro patrimonio. Como digo, fueron mayoría, y hoy son reductos despreciados del urbanismo prefuncionalista.
El sector que vamos a estudiar en esta ficha está delimitado al sur por la calle Trinidad, al oeste por la calle Juan de Austria, al este por la avenida de Fátima y al norte por la avenida de Gálvez Ginachero. En su interior se abre de norte a sur la calle Malasaña y la calle Juan de Herrera; y de oeste a este calle Luchana, calle la Regente, calle Ventura Rodríguez, calle San Quintín y calle Francisco Monje. Otras vías más pequeñas son: calle Juan de Mena, pasaje Zambrana, calle Adela Quiguisola y el callejón Villazo.
Hemos consultado diversos planos de la ciudad de Málaga desde el más antiguo de 1717 hasta el más reciente de 1899 para poder observar la evolución urbana de este sector de la ciudad.
Así, en el plano de Bartolomé Thurus de 1717, la única calle que se encuentra urbanizada es la de Trinidad, así como el lateral este que asoma al río Guadalmedina hasta la altura de las actuales calles Francisco Monje o San Quintín. El callejón Villazo aparece tímidamente señalado. El resto debió dedicarse a huerta. (r.u.: 004, págs. 184-185). El plano sin firmar (atribuido por M. Olmedo Checa a Jorge Próspero Verbom) de 1723, es similar al anterior (r.u.: 004, págs. 186-187). Continúa sin haber novedades destacables en el plano de Joseph Carrión de Mula de 1791, excepto que el callejón Villazo ya se encuentra claramente delimitado (r.u.: 004, págs. 188-189), al igual que en el de Onofre Rodríguez de 1805(r.u.: 004, págs. 190-191).
La primera novedad importante llega en 1861, mediante la aprobación por Real Orden de 25 de junio del plan de ensanche de la ciudad de Málaga de José Moreno Monroy, donde se traza por primera vez la división por parcelas ortogonales (cuadrangulares, rectangulares y trapeziodales), con el objetivo de ampliar el barrio de la Trinidad hacia el norte (r.u.: 002, pág. 91). Aún en 1863 no se constata desarrollo urbanístico alguno, a excepción quizá de una mayor ocupación del suelo hacia el interior de la calle Trinidad, como demuestra el plano de Joaquín Pérez de Rozas (r.u.: 004, págs. 192-193).
Deberemos esperar hasta 1892 donde en el plano rotulado así: "Plano de Málaga de 1892, reformado sobre el de Pérez de Rozas por Emilio de la Cerda Gariot con indicación de los proyectos de urbanización más importantes", ya observamos muchas novedades (r.u.: 004, págs. 196-197).
En primer lugar aparece trazada la ampliación de una manera más detallada que en el plano de 1861 de Moreno Monroy, y con evidentes variantes. De este modo, se dibujan en sentido norte-sur la calle Juan de Herrera (sin interrupciones hasta calle Trinidad), a su derecha calle Malasaña (recta, sin el ligero ángulo que hoy forma), y a su derecha otra calle, que igualmente recorrería el barrio de norte a sur y de la que solo se llegaría a urbanizar la que en la actualidad es calle Juan de Mena. El trazado de la calle Juan de Herrera nunca llegó hasta la calle Trinidad, interrumpiéndose un poco antes su desarrollo y girando 90º hacia Malasaña, en lo que hoy es calle Adela Quiguisola. Solo la calle Malasaña cumplió con el diseño inicial de unirse con Trinidad. Las conexiones transversales sentido este-oeste sí se completaron, enlazando la llamada antiguamente Ribera del Guadalmedina, hoy avenida de Fátima, con la calle Alfonso XIII (hoy calle Sevilla) y aun más hacia el oeste.
Volviendo al plano de Emilio de la Cerda de 1892, encontramos las primeras manzanas del ensanche parcial o totalmente construidas entre la avenida Gálvez Ginachero y calle Luchana. En el plano, posiblemente de 1899, del mismo Emilio de la Cerda Gariot, (r.u.: 004, págs. 200-201), ha aumentado la edificación entre Gálvez Ginachero y calle Luchana, y comienza la de esta con calle la Regenta.
Hacia 1922 ya se encontraban formadas la calle Luchana, la Regente, Ventura Rodríguez y San Quintín, aunque esta última escasamente edificada (r.u.: 005, pág. 66). El resto de las manzanas hasta su entronque con las más antiguas de calle Trinidad debieron quedar fijadas en el primer tercio del siglo XX (r.u.: 005, pág. 66).
Como hemos indicado más arriba, la calle Trinidad tuvo un desarrollo urbano muy anterior a las vías situadas inmediatamente al norte. Se trata de una calle en curva que comienza junto a la ribera izquierda del río Guadalmedina y continúa en dirección noroeste. Ha llegado hasta la actualidad con escasa anchura, lo que es una característica de los caminos de carretas que comunicaban la ciudad con el exterior en la Edad Moderna, previos a la Revolución Industrial y al desarrollo de los transportes a motor. De las construcciones que habría en el siglo XVIII nada ha quedado. En la actualidad solo restan tres inmuebles de interés patrimonial, cercanos al río, todos de planta baja más un piso y entre medianeras. El nº 13(foto 5) conserva más patrimonio que los otros dos, donde destacan las puertas, ventanas, fraileros y balcones. Además, las esquinas se decoran con sillares simulados, cuadrangulares y planos, y la azotea se protege con rejería entre machones de obra. El situado en el nº 1(foto 6) ha sufrido reformas pero mantiene las canaletas de cerámica vidriadas verdes y blancas apoyadas sobre tornapuntas, las tejas, una destacada imposta y posiblemente la rejería de los balcones. El nº 4 (foto 7) posee el zócalo de ladrillo, las tejas y las rejería de los balcones.
Foto 6 Foto 7
El resto de las vías que vamos a estudiar comenzaron a formarse muy a finales del siglo XIX, terminando su urbanización durante el primer tercio del XX. Fueron las manzanas situadas entre la avenida Gálvez Ginachero y calle Luchana las primeras en ocuparse. En la actualidad solo queda un conjunto, eso sí, muy interesante, aunque en completo estado de abandono, que ocupa la mitad de una manzana, abarcando tres calles: el nº 3 de la avenida Gálvez Ginachero, los nº 61, 63 y 65 de la calle Malasaña(foto 8) y el nº 4 (foto 9) de la calle Luchana. Todas estas fincas son representativas de la casas mata que tanto proliferaron en Málaga en este período. Aunque no es completamente seguro, parece ser que fueron construidas hacia 1904 y que estaban situadas enfrente de otra manzana entre las mismas calles que ocupaba una fábrica de chocolate (r.u.: 005, pág. 60).
Esta fábrica, ya desaparecida, se llamaba de Santa María, y en su proceso de ampliación llegaría a ocupar las fincas comentadas más arriba y que aún permanecen en pie, por lo que debemos considerarlas como patrimonio industrial. Sabemos por referencias orales, que aún en los años 80 del siglo XX, cuando llovía, estas calles desprendían aroma a chocolate. Es posible que se dedicasen a almacén, tienda, residencia para directivos, o incluso para la celebración de eventos sociales (bailes), como nos refieren las fuentes orales antes mencionadas. Estas casas mata conservan mucho patrimonio: el de las ventanas está completo: cierres de madera, celosías de tiras, rejería, algunos cristales de colores (foto 1), sus recercados y los de las puertas, los dinteles con dovelas señaladas en centro y laterales, tejados, tejas vidriadas bicolores de media caña en las limatesas (foto 11), cornisas, restos de la antigua instalación eléctrica, etc.
El estado de deterioro es tal que se se están cayendo trozos importantes del enfoscado dejando al descubierto el tradicional sistema de construcción con las que se levantaron: cadenas de ladrillos en las esquinas y verdugadas del mismo material y cajones de mampostería muy irregular (foto 10), lo que nos habla de su antigüedad, pues fueron de los primeros edificios en construirse siguiendo las líneas trazadas por el nuevo ensanche. El nº 11(foto 9) de la calle Luchana conserva los cierres de madera de las ventanas, su rejería y los ladrillos del zócalo, cerrando un conjunto muy significativo de este sector. En el nº 12(foto 12) de esta misma calle queda, muy transformada al, entre otras cosas, habérsele añadido un piso, una casa mata que hace esquina con Juan de Herrera y que mantiene parte del zócalo de ladrillos, la distribución de huecos de ventanas y puerta, y los cierres y rejería de aquellas.
Foto 11 Foto 12
El ensanche se desarrolló de norte a sur. La siguiente en urbanizarse fue calle la Regente. Igualmente, y como tónica general en todo el sector, se conservan muy pocos inmuebles destacables. El nº 3, (foto 14) situado en el extremo este, más cercano al río Guadalmedina, consta de planta baja y dos pisos. Por lo que se puede observar, a los solares ubicados en este lado, aunque se siguió urbanizando entre medianeras, les fue permitida la construcción en altura, como veremos en la avenida de Fátima y otras calles cercanas. Creemos que este edificio sería inicialmente de una sola planta, porque conserva el típico zócalo de ladrillo de otras casas mata cercanas, al que más tarde le fueron añadidos dos pisos, lo que es evidente por la falta de elementos decorativos a excepción de la esquina achaflanada que se adelanta al conjunto con triple ventana, de la que se conserva la palillería original de la primera planta. Todavía más interesante es el inmueble situado en el nº 4, (foto 13) de planta baja más tres pisos de claro estilo art decó. Las proporciones y articulación entre huecos y muros, el tratamiento de los volúmenes: retranqueamientos laterales, más altura en los extremos, así como la decoración geométrica de ladrillo en alféizares y dintel de la puerta, y la cerámica bicolor bajo los alféizares, lo hacen merecedor de ser considerado un ejemplo vivo y destacable de esta tendencia artística.
Foto 15 Foto 16
La siguiente es calle Ventura Rodríguez. De ella vamos a mencionar cinco casas mata y un edificio de pisos, todos con distinto grado de conservación. De este a oeste comenzamos por la finca nº 8(foto 15) que preserva el zócalo y la cornisa de ladrillos, el tejado a doble agua con tejas planas y la limatesa con tejas vidriadas de media caña verdes. El resto de la entrada ha sido transformada con un evidente mal gusto, aunque mantiene la distribución de vanos. El nº 15(foto 16) guarda el dintel con dovelas exteriores y clave, geométricas y resaltadas, y cornisa de ladrillos. La disposición de estos elementos es una adaptación simplificada del estilo art decó. Por último el tejado a doble agua conserva sus tejas planas verdes y vidriadas de tradición malagueña y exquisita factura, así como la limatesa, en este caso de media caña. La nº 19(foto 17) hace esquina con la calle Juan de Herrera, resultando una casa mata de grandes dimensiones con cinco vanos al exterior además de la puerta. Continúa con el zócalo original, excepto los cajones centrales, y con la cornisa, igual que la del nº 15, con tejado compuesto por tejas verdes planas, limatesas de media caña y remates de alcachofa (foto 18). El vestíbulo se decora con un magnífico alicatado de motivos florales, preservando al traspasarlo la puerta original de acceso al interior de la vivienda (foto 19). A pesar del alicatado, rejerías y otras reformas posteriores, sigue en pie bastante de su configuración original.
Foto 18 Foto 19
Foto 20 Foto 21
La nº 21, (foto 20) medianera con la anterior, está muy transformada, pero conserva el antepecho circular central entre machones de ladrillos con remates de alcachofa, así como la cornisa. La nº 26(foto 21) también ha sufrido una severa simplificación, manteniendo parte del zócalo y la cornisa con ladrillos dispuestos en pico de gorrión. Posee antepecho, aunque completamente alisado. El nº 27, (foto 22) que hace esquina con la calle D. Juan de Austria, es un edificio de planta baja más tres pisos, posiblemente construido en los años 40 o 50 del siglo XX, encontrándose abandonado en la actualidad. Desconocemos si inicialmente constaría de planta baja más un piso, añadiéndosele posteriormente dos plantas más, debido al distinto tratamiento que muestran vanos y otros elementos exteriores. Su esquina achaflanada, con el cierro de obra en la primera planta, las placas mixtilíneas bajo el alféizar de las ventanas, los cierres de madera de las mismas, y la disposición de los balcones, lo hacen muy interesante para el estudio de la vivienda de transicion hacia el funcionalismo en Málaga.
Foto 23 Foto 24
Un poco más al sur y paralela a la anterior nos encontramos con la calle San Quintín. En ella se ubican cuatro inmuebles de muy distinto interés patrimonial. Con el nº 10 teníamos dudas para incluirlo en esta relación. Es evidente que ha sufrido una transformación radical y que su fachada ha perdido cualquier interés, pero si nos fijamos en el tejado podemos ver tejas planas (visibles desde el nº 12) que por su aspecto parecen originales, y es por lo que lo mencionamos aquí, aunque podríamos equivocarnos. Más interesante es el nº 12(foto 23), que hace medianera con el anterior y que conserva el zócalo de ladrillo, la cornisa del mismo material con una original decoración de husos dispuestos horizontalmente, tejas planas y limatesa con tejas de media caña vidriadas. El nº 18(foto 24) fue construido entre los años 60 y 70 del siglo XX. Si lo consideramos interesante, aún con sus limitaciones, es porque en estas décadas, sobre todo en los 60, los planos de separación entre niveles se hicieron más finos, las siluetas de vanos, puertas y motivos decorativos geométricos se estilizaron hasta lo conceptual, produciendo una sensación de fragilidad y de ligereza, que podemos ver en muchas villas privadas de la Costa del Sol, pero también en la arquitectura destinada al turismo, sobre todo en apartamentos y bungalows.
Sin duda, la más interesante de esta calle es la situada en el nº 25 (foto 25), que hace esquina con Juan de Herrera, de grandes dimensiones, que le permiten tener seis vanos además de la puerta. Posee una rica decoración tanto en los recercados de los vanos con dinteles de dovelas remarcadas y geométricas, recercados a modo de placas, así como rejas, celosías y cierres de ventanas originales. En el dintel de la puerta queda enmarcado entre molduras y placas un esgrafiado bícromo que representa la silueta de dos dragones enfrentandos, apoyando una de sus patas en una copa o fuente (foto 2). El tejado es de tejas planas, algunas azules formando rombos, y las limatesas azules de media caña vidriadas igualmente azules (foto 26). También las hay de color verde. La cornisa de ladrillo tiene la típica decoración de ovas. Es un edificio de una riqueza excepcional, que combina elementos tanto art decó como regionalistas, incluso con algunos detalles barrocos.
Foto 27 Foto 28
Foto 29 Foto 30
Foto 31 Foto 32
La última calle abierta de este a oeste es la de Francisco Monje. En ella solo quedan dos inmuebles tipo casa mata que se puedan destacar. El nº 9(foto 27) se conserva en bastante buen estado, a pesar de las sustituciones de elementos decorativos, pero el zócalo de ladrillo y azulejo, la cornisa de ladrillo e incluso el aspecto del muro externo permiten una contemplación bastante aproximada a cómo debió ser inicialmente. El nº 13(foto 28) es también muy interesante. A igual que en el anterior podemos contemplar la antigüedad del zócalo, dinteles de vano y puerta y cornisa, todos de ladrillo, que con el tono más claro del recercado y la utilización de color acorde al conjunto lo revisten de una especial belleza.
Foto 34 Foto 35
Terminado el estudio de las principales calles trazadas de este a oeste, comenzamos la visita a las que lo hacen de norte a sur, y lo hacemos por la de D. Juan de Austria, que desgraciadamente solo conserva un inmueble de interés, el de calle Ventura Rodríguez nº 27, que hace esquina con aquella, y ya comentado más arriba. Al finalizar D. Juan de Austria por el sur, se abre el callejón Villazo, que veíamos señalado en planos del siglo XVIII, y que afortunadamente ha conservado su cofiguración en curva, sorteando la urbanización ortogonal de ese sector durante el XX. En esta calle solo quedan los inmuebles nº 3 y 5, y con reservas. Del nº 5 las tejas puede que sean antiguas, aunque no estamos seguros. El nº 3(foto 29) preserva un portalón de madera muy interesante y que debería ser respetado como último vestigio de lo que significó esta calle de origen medieval.
Hacia la medianía de D. Juan de Austria, se abre una pequeña calle llamada pasaje Zambrana, entre calle la Regenta y Ventura Rodríguez, y paralela a estas, que a su vez desemboca en calle Juan de Herrera y que apenas conserva patrimonio inmueble. Solo las tejas planas del nº 7 (foto 30), que seguramente serán las originales, y algo más interesante el nº 10(foto 31) con una fachada que recuerda ciertas soluciones decorativas muy en boga en los años 60 del siglo XX.
Paralela a D. Juan de Austria, hacia el este, se abre la calle Juan de Herrera, que a pesar de los destrozos, aún mantiene algunas casas mata de interesante factura y bien conservadas. Como ya sabemos, esta calle junto con la de Malasaña aparecía en los planos que recogían el ensanche, directamente conectadas con la calle Trinidad y unos metros más al sur con Mármoles.
Por razones que desconocemos la calle Juan de Herrera no terminó de unirse a las anteriores y acabó conectada a la calle Malasaña por la llamada calle Adela Quiguisola, que, pensamos, antiguamente sería la parte trasera de la calle Trinidad y que desembocaba directamente en una zona de huertas. De sus inmuebles antiguos no queda nada. Solo podemos destacar, y con dudas, una hilera de ladrillos por encima de la entrada a un garaje en el nº 9 (foto 32, lado izquierdo), y el nº 11 (foto 32, lado derecho), justo a su derecha, con la entrada a otro garaje o almacén, que sabemos conserva dentro de su solar edificaciones, o parte de ellas de muy antigua factura. A partir de aquí la calle gira 90º a la derecha hacia el norte entrando directamente en Juan de Herrera (foto 33).
Foto 39 Foto 40
Calle Juan de Herrera. Comenzamos por el nº 2 (foto 34). Este inmueble se puede datar hacia la década de los 70, sobre todo por el juego de volúmenes, con formas cúbicas sencillas, logrando una articulación y desaxialidad, con multiplicidad de puntos de vista, que movía a algunos arquitectos por aquellos años. El resultado, a pesar de la economía de medios, es realmente sorprendente. La casa mata nº 4(foto 35) solo mantiene el zócalo de ladrillos, el resto ha sido completamente transformado. La nº 11(foto 36) hace esquina con calle Francisco Monje y conserva bastante de su patrimonio, como el zócalo y cornisa de ladrillo, el tejado con tejas de media caña vidriadas y también planas, así como remates de bola. En los vanos permanecen los cierres de madera originales, un bellísimo vestíbulo con azulejos hasta media altura, y las puertas tanto las exteriores como las que dan paso al interior de la vivienda (foto 37).
En la nº 15(foto 38) pervive el vestíbulo en similares condiciones que el anterior, destacando por su alero plano sostenido por canes, además de tejas planas azules y de mediacaña azules y verdes, así como los cierres de las ventanas. La nº 21(foto 39) está muy reformada aunque se ha mantenido un cierto estilo similar al original. Visibles quedan la puerta de entrada, la rejería de las ventanas y quizás las tejas. La nº 28(foto 40) solo mantiene los ladrillos de la cornisa.
La nº 29(foto 41) hace esquina con Ventura Rodríguez, y además se sitúa enfrente de la ya comentada nº 19 de esta calle, lo que junto con los cercanos inmuebles de los que hablaremos a continuación, hacen de este sector de la calle Juan de Herrera una zona especialmente bien conservada (foto 33). Como ya veremos, algo similar ocurre en calle Malasaña.
Foto 43 Foto 44
Pero sigamos con la casa mata nº 29. En la actualidad está formada por puerta y tres vanos en el lado de Juan de Herrera y por uno en Ventura Rodríguez, tan cerca del edificio sito en el nº 20 que parece que esta finca fue producto de la división de la que tratamos. Formado por planta baja y una más, su color rojo intenso para la primera, y ocre para la superior excepto el hastial y la balaustrada de la esquina, han modificado el aspecto cromático original, tornándolo monótono, a no ser por la propia riqueza decorativa de vanos y puerta que sí ha sido respetada, y que se compone de dintel y recercado de ladrillo El primero con clave central y dovelas extremas resaltadas. Del mismo material es el zócalo, así como las esquinas y chaflanes que se decoran con ladrillos dispuestos en bandas verticales. Como hemos mencionado, la planta superior superior posee un hastial y un balaustre, interrumpido en el lado de Ventura Rodríguez, así como un impresionante tejado a dos aguas de tejas azules.
Foto 46 Foto 47
La nº 31(foto 43), medianera con la anterior, que en la actualidad se encuentra sin tejas, lo que la afea (y no solo por ello) y pone en peligro su conservación, sí mantiene el recercado y dinteles, tanto de la puerta como de los vanos laterales a esta, de una fuerte plasticidad (foto 42), utilizando elementos decorativos como placas, escamas y otros, que lo acercan decididamente a la estética art decó. También conserva la cornisa de ladrillos. La nº 32(foto 44) solo mantiene la cornisa de ladrillos con disposición clásica. Más patrimonio sobrevive en la situada en el nº 41 (foto 45), con zócalo de ladrillo y azulejos (foto 46), cornisa con banda de cerámica, y espectacular tejado a dos aguas de tejas verdes planas y de media caña en la limatesa. En las ventanas quedan los cierres y las rejerías originales.
En la nº 47(foto 47), permanece la parte de ladrillo del zócalo, los cierres de madera de las ventanas, las rejerías y una original cornisa que combina el ladrillo con el azulejo azul (no sabemos si este es original o puesto con posterioridad). La última finca destacable en esta calle es la nº 49(foto 48), en la actualidad con un piso añadido. Sobresale por el tipo de molduraje aplicado a los dinteles y recercados de ventanas y puertas, de un claro gusto modernista (De más calidad, lo podremos ver a continuación en calle Malasaña nº 38). La de la puerta contiene una cabeza de figura femenina con diadema y alas, entre motivos decorativos orgánicos muy lineales y los recercados con decoración floral (foto 49). Las ventanas decoran el sobredintel con representaciones florales repetidas y los laterales con las mismas pero desarrolladas en vertical. También conserva la parte del zócalo de ladrillo y las esquinas que se rematan con este mismo material a modo de cadenas. Esta planta se decora en lo que debió ser la zona de la cornisa con un molduraje de yeso de placas rectangulares con elementos igualmente orgánicos.
Foto 50 Foto 51
Foto 52 Foto 53
Llegamos a la calle Malasaña, paralela y al este de Juan de Herrera, que comienza por el norte igualmente en la avda. Gálvez Ginachero y termina en calle Trinidad.
A pesar de que el patrimonio arquitectónico de esta calle ha padecido de restauraciones infames o simplemente destrucción como el resto del ensanche que estamos tratando, aún podemos admirar en ella conjuntos de casas mata, e incluso de edificios de varias plantas, de muy interesante factura, ofreciendo algunos sectores de la calle, un ambiente de principios de siglo casi perfecto. Otras, como estamos comprobando, han sufrido restauraciones tan destructivas que solo perviven pequeñas muestras de un pasado mucho más creativo. El resto de viviendas ya es historia.
Comenzamos de sur a norte, no apareciendo construcción alguna digna de mención hasta la casa mata sita en el nº 11(foto 50), que hace esquina con la calle Adela Quiguisola, y que ofrece al exterior cuatro vanos además de la puerta. Conserva el zócalo de ladrillos, los cierres de las ventanas, además de las tejas de media caña vidriadas de las limatesas. La nº 12(foto 51) solo mantiene la cornisa de ladrillo. La nº 16(foto 52) hace esquina con la calle San Quintín y en ella pervive exclusivamente la cornisa de ladrillos.
A partir del nº 28 comienza una serie de inmuebles de planta baja más uno o dos pisos, de un gran interés patrimonial, desgraciadamente interrumpidos por la construcción de uno reciente en el nº 26 y el nº 30, y el derribo del nº 34.
El primer inmueble es el nº 28 (foto 54), de planta baja y una más, y que como otros, a pesar de las reformas, conserva bastantes elementos patrimoniales, comenzando por el zócalo de ladrillo, y en la primera planta con la cornisa de ladrillos y el cuerpo central que se remata con un ancho alero sostenido por canecillos de madera y decorado con motivos de cerámica con representación de seres mitológicos (foto 53). No estamos seguros de que las rejerías de las ventanas sean las originales, o que en todo caso esa fuese su disposición inicial, sobre todo por las extrañas proporciones de las de las ventanas superiores. Del mismo modo desconocemos si la repisa sobre la que se apoya la meseta del cuerpo central de la planta superior es la original, ni que lo sean las que decoran la parte inferior de los alféizares de las ventanas.
El nº 32 (foto 55), de planta baja más dos pisos, mantiene un importante patrimonio intacto. La disposición de vanos con o sin balcón de rejas se resuelve mediante una decidida axialidad. Conserva la puerta de acceso, cierre de ventanas, rejerías, impostas y esquinas de ladrillos, además de una textura en su muro que le añade autenticidad a todo el conjunto. El nº 34 (foto 56), de planta baja más un piso posee similares elementos patrimoniales, además de un juego de molduras verticales planas que corren a ambos lados de las ventanas, y en la puerta un dintel escalonado con dovelaje simulado.
El nº 38 (foto 57), que hace esquina con calle la Regente, es más rico en motivos decorativos y su porte general más elegante que los anteriores. La distribución jerárquica de los vanos y la decoración, así como la separación de los pisos por destacadas impostas, lo hacen continuador de la tradición de la casa civil barroca. El resultado es de una indudable belleza. Los proporcionados huecos de los vanos se acompañan de una rica decoración en yeso de inspiración modernista en los dinteles y recercados de ventana y puerta, con predominio de formas vegetales y lineales. En esta vuelve a aparecer un rostro femenino en el centro de la composición (foto 58), como ya vimos en Juan de Herrera nº 49. A destacar los motivos cerámicos en las dos impostas y cornisa, rejería de las ventanas, meseta de los balcones (foto 59), así como el zócalo. La puerta de acceso es la original, y los muros del vestíbulo conservan azulejos de motivos orgánicos y dinámica composición.
Foto 58 Foto 59
El conjunto de tres casas mata, la nº 47, 49 y 51(foto 60) del callejero, nos ofrece una idea de cómo pudo haber sido buena parte de este sector hasta hace unas pocas décadas. Se trata de tres inmuebles similares, armoniosos y al mismo tiempo distintos, y aunque, sobre todo el nº 47, han sufrido transformaciones, podemos sentirnos afortunados por poder disfrutarlos.
La distribución de huecos al exterior es igual para las tres: puerta en el centro y sendos vanos, uno a cada lado. Sus extremos se señalan con ladrillo y el tejado con antepecho compuesto por machones con remates de piña o copas, murete de obra con borde de ladrillo y decoración con cerámica en forma de punta de diamante (foto 61) o entrelazada. El nº 47 apenas conserva estos elementos descritos, pero el nº 49 sí mantiene el zócalo y la decoración de la puerta con dintel de ladrillo, cerámica con punta de diamante y el remate de los extremos en forma piramidal (foto 62). Los estribos también se decoran con ladrillos hasta el zócalo. El nº 51(foto 63) embellece sus vanos y puerta con dinteles de ladrillo con remarque en dovela central y extremas (foto 64). Asimismo conserva el zócalo y unas interesantes rejerías en las ventanas. De los nº 61, 63 y 65 ya hablamos más arriba al referirnos a la fábrica de chocolate Santa María.
Foto 61 Foto 62
Foto 63 Foto 64
La calle Juan de Mena corre paralela entre la calle Malasaña y la avenida de Fátima, aunque es mucho más corta pues comienza en calle la Regente y termina en Ventura Rodríguez. Posiblemente formase parte de la idea inicial de abrir tres calles paralelas completas en lugar de dos, que ya hemos visto en algunos planos previos del ensanche como el de Emilio de la Cerda de 1892. En cuanto al patrimonio inmueble destacable solo quedan tres edificios que podamos comentar. El nº 3(foto 65) ha sido radicalmente transformado, perdiendo buena parte de su belleza original. Posee una planta por encima de la baja y conserva parte de la decoración del antepecho, molduraje y cerámica bajo los alféizares de las ventanas del piso superior, la meseta y la barandilla de hierro de la misma planta y quizá la rejería de la planta baja y parte del zócalo de ladrillo.
El inmueble nº 5(foto 66) es mucho más interesante y en el momento de realizar las fotografías se encontraba en proceso de restauración, de lo que nos alegramos grandemente. Además, hemos observado que se están respetando los techos de viga. Su aspecto externo es realmente imponente. Consta de planta baja y dos pisos más. Continúa con la clásica jerarquización entre la última planta y las inferiores, pero en este caso la axialidad, aunque existente, no está tan remarcada como en el nº 38 de la calle Malasaña. Estamos viendo como conforme nos acercamos al río las construcciones fueron ganando en altura, sin perder en calidad. El edificio conserva una importante cantidad de patrimonio, comenzando por el zócalo, las cornisas con placas corridas de cerámica en los tres niveles, las rejerías de las ventanas, el molduraje de los dinteles con forma de arco rebajado de vanos y puerta con decoración modernista de motivos florales, sin que en este caso destaque la de la puerta (foto 67). Al poder acceder al vestíbulo descubrimos una rica decoración de azulejos (foto 4), así como las puertas originales de acceso al interior. El nº 13(foto 68) ha sido muy transformado, pero mantiene algunos elementos interesantes y creemos que mantiene el aspecto general que en su momento llegó a tener. Posee planta baja y una más, y destaca por el gran cierro central de esta última, de cuyo original no queda nada. Pervive el zócalo, molduraje en ventanas y puerta, cierre de aquellas y rejería, así como una cornisa quebrada de ladrillo y cerámica. Todo esto en la planta baja. De la alta, quizá las tejas planas sean antiguas, pero no podemos asegurarlo.
Foto 67 Foto 68
Por último, la avenida de Fátima, que discurre paralela al río Guadalmedina y donde destacaremos tres edificios de viviendas y dos iglesias.
El primero es el nº 22 (foto 69), que hace esquina con calle la Regenta, y que se encuentra muy cerca del nº 4 de esta vía, ya explicado, e igualmente con un claro estilismo art decó. Consta de planta baja y una más. La primera ha sido completamente transformada y no queda más que su esquina achaflanada, pero la superior sí conserva numerosos elementos compositivos y decorativos que la acercan al mencionado estilo, como el balcón de hierro forjado de estilizado diseño, las cuatro verdugadas de ladrillo doble a ambos lados que se acortan en sentido decreciente, o lo rectangular de algunos vanos. La volada cornisa de ladrillo y el alero de madera con canes continúan dentro de una tradición más regionalista. El nº 21(foto 70) es gemelo del ubicado en calle Juan de Mena nº 5 (foto 66), de hecho sus fachadas se encuentran afrontadas y forman parte del mismo conjunto, lo que aumenta, si cabe, su interés patrimonial. El nº 20(foto 71) ha sufrido una agresiva transformación que acabó con su interior y ha dejado una fachada muy plana, de planta baja más dos pisos, aunque conservando la línea de recercado y dintel con clave y dovelas exteriores señaladas, además de las rejerías en balcones y ventanas del tipo caracolillo.
Foto 70 Foto 71
En cuanto a las dos iglesias, mencionaremos primero la de Nuestra Señora de Fátima (foto 72), ubicada en el nº 10. Fue construida por el arquitecto Fernando Morilla Cabello entre 1959 y 1961 (r.i.: 011; págs. 77-78). De clara inspiración en los elementos básico del arte gótico, como el arco ojival y la decidida verticalidad, pero trasladados a la arquitectura de los años 50 y 60, muy alejada de la copia fiel de sus modelos. La fachada se resuelve mediante un paramento único rematado en triángulo agudo, y una portada limitada por arco ojival (r.i.: 030; págs. 420-421). Su interior consta de tres naves de tipo basilical (más ancha y alta la central), formada por altos y poderosos arcos ojivales (foto 3) que se repiten a intervalos hasta el altar, resuelto también con arco ojival de menores proporciones (foto 73). El escalonamiento de los muros laterales, permite la apertura de vanos, favoreciendo una intensa luminosidad interior. En el nº 23 se sitúa el edificio de la iglesia Evangélica(foto 74), con fachada delimitada por un gran arco apuntado de ladrillo, que enmarca una gran cruz, muy abierta al exterior mediante grandes vanos de bloques de vidrio y ladrillo calado.
Foto 73 Foto 74
Bibliografía
consultada. En
Ruta del Urbanismo, ver: (002), (004), (005); en
Ruta de las Iglesias y Conventos, ver: (011), (030)
Abreviaturas: Ruta del Urbanismo: (r.u.); Ruta de las Iglesias y Conventos: (r.i.)
¿Cómo llegar?.
Es muy fácil. Se encuentra en el lado oeste del río Guadalmedina, paralelo a este. Los accesos son múltiples. Está cerca de calle Mármoles (al norte), de la plaza de Bailén o del Hospital Civil (al este).
Conservación.
Museografía. Didáctica. Estas pocas casas mata y edificios de varias plantas son los supervivientes, por el momento, de la enorme destrucción que el sector Trinidad Norte ha sufrido a lo largo de las últimas décadas. De unas elegantes calles repletas de bellas casas mata, nada ha quedado, a excepción de unas pocas que aun continúan siendo habitadas. Todas carecen de la más mínima protección administrativa, por lo que sus dueños pueden actuar sobre ellas como mejor les plazca, desde groseras reformas hasta su destrucción, sin que ello suponga sanción alguna para el autor. Quedan pocas, como he dicho. Sería fácil mantenerlas y debemos hacerlo para dejar de seguir perdiendo.