El cementerio de Pujerra se sitúa en su extremo oeste, prácticamente en las afueras. Es pequeño, en concordancia con el número de habitantes del pueblo: 294 en el año 2018.
Teniendo en cuenta la información amablemente facilitada por algunos vecinos, se inauguró hacia los años 60 del siglo XX, por lo que su antigüedad es relativa, aunque lo suficiente, si debemos considerar el aspecto tan tradicional que ofrecen sus nichos, como para incluirlo en nuestra web viajerosencortomálaga.
La planta se diseñó, como tantas otras, con forma rectangular, y las construcciones que lo ocupan son exclusivamente del tipo de bloque de tres pisos.
Estos ocupan el perímetro en sus frentes sur y oeste. Junto a ellos se levantan otros dos bloques exentos, además de dos filas paralelas de cipreses, con bastantes años, en el lado norte, lo que junto con la cerca que queda visible y el acceso mediante arco angular, conforman resumidamente todo el conjunto.
Los nichos de los que constan los bloques se construyeron originalmente con cierre curvo, respetando una antigua tradición que hemos podido ver en muchos cementerios de la provincia, aunque con el tiempo se han ido incorporando lápidas rectangulares que han modificado su aspecto, pero con la particularidad de que muchas de ellas han sido adornadas con columnillas laterales y remate en frontón con diversas variantes, o bien adintelados, lo que unido a la utilización del mármol blanco y al efecto relieve de todos estos elementos, le confiere a este sencillo camposanto, una unidad y plasticidad que sólo lo pequeño y realizado con primor puede alcanzar.
¿Cómo llegar? Es muy fácil. Se sitúa en el extremo oeste del pueblo, prácticamente en la salida del mismo, al final de la calle Jubrique que lo cruza de este a oeste, pasado un polideportivo. No existe indicación de horario para visitas, aunque no parece que su acceso ofrezca especial dificultad. En todo caso aquí tenéis el teléfono del Ayuntamiento: 952183513.
Museografía.
Conservación. Didáctica. No ofrece deterioros visibles y su aspecto es impecable. Al ser un monumento vivo, los vecinos lo conservan en muy buen estado.