Los
sistemas defensivos de la Edad Media no sólo consistían
en la construcción de castillos más o menos grandes que
servían para proteger algún enclave y
defender al señor, y en su caso dar refugio a la población,
sino que ante la necesidad de comunicar rápidamente la inminente
amenaza o ataque del enemigo, se dispuso a lo ancho de todo el territorio
una red de torres atalayas, que ubicadas en lugares altos estratégicamente
situados, dominaban una gran extensión de territorio facilitando
eficazmente información vital a otras torres, castillos o bien
ciudades amuralladas, mediante el fuego o el humo que se provocaba en el terrado
o azotea de la torre (foto 1). La que nos ocupa
en esta ocasión se sitúa al noreste de Málaga, observándose
desde su enclave tanto la costa este de la actual urbe como el propio
monte de Gibralfaro, el resto de la ciudad y su bahía (foto
2). Su construcción se sitúa hacia el siglo
XI (período de los taifas hammudíes, ziríes y comienzo
de la dominación almorávide), habiéndonos llegado
bastante deteriorada. Una suerte si tenemos en cuenta que otras muchas
torres de interior han sido completamente destruidas o bien sólo
nos ha quedado algún resto más o menos perceptible. La planta
de la Torre Salazar es trapezoidal, tendiendo al rectángulo y su
alzado ligeramente troncocónico. Pensamos que la altura pueda estar
entre 8 y 10 metros. El sistema de construcción es básicamente
la mampostería, de piedra muy irregular (foto 3),
con las esquinas de ladrillo (foto 4). Del paramento
sur apenas queda nada y del oeste una esquina (foto 5).
Mejor suerte han corrido los lados este (foto 1) y
sobre todo norte, cuyos restos nos aproximan a lo que en su día
pudo ser la torre en servicio (foto 6). Tampoco
observamos vanos, pretiles, ni otros elementos arquitectónicos
propios de este tipo de construcción, no quedando apenas nada de
su estructura interna ni de su terrado. En el interior se ha reproducido
con cemento un gran arco semicircular que indicaría el habitáculo
inferior de la estructura (foto 7).

Foto
2 Foto
3 Foto
4

Foto 5 Foto
6 Foto
7
Acceso.
Tiene cierta dificultad. Hay que tomar la autovía A-7, y a la
altura de la Cala del Moral (término municipal de Rincón
de la Victoria, al oeste), coger la salida norte hacia la urbanización
Parque Victoria. Una vez allí sigues hacia arriba por la calle
Sierra Ronda, llegas a la primera rotonda, sales por la segunda a la derecha,
calle Montilla Moriles, vuelves a tomar la siguiente rotonda, y vuelves
a salir por la segunda a la derecha. Continúas hacia arriba por
la calle Ribeiro, zigzagueando, tomas la segunda salida a la derecha y
un poco más arriba verás un edificio cúbico, posiblemente
oficial o de alguna empresa de servicios. Hay una salida a la izquierda,
asfaltada con cemento, bastante estrecha y con cierto peligro para los
vehículos, pero se puede pasar. Un poco más arriba hay una
explanada, donde ya se puede divisar la torre (ten en cuenta que el edificio
cúbico te queda ahora a la derecha), y desde allí comienza
una vereda que has de hacer a pie hasta la atalaya.
Conservación.
Museografía. Didáctica. La Torre Salazar fue restaurada
en 2009, salvándose de la más que probable desaparición,
lo que posiblemente hubiera ocurrido en poco tiempo. Al observar fotografías
anteriores a esta fecha, nos damos cuenta de la justificada urgencia de
los trabajos llevados a cabo, lo que desgraciadamente, como nuestros viajerosencorto
ya saben, no ocurre con otros muchos retazos de nuestro pasado. Desafortunadamente,
la restauración ha transformado el monumento, convirtiéndolo
en algo en principio difícil de identificar, ya que el tratamiento
de consolidación tanto de su perímetro como de los paramentos
de mampostería, aunque éstos últimos más justificables,
ha consistido en una solución poco afortunada que no ha respetado
los valores arquitectónicos (Carta de Cracovia de 2000) de una
torre del siglo XI, alterando el aspecto en la materia visible de la superficie
(Carta del Restauro de 1972), y sin que se haya logrado la integración
de los elementos destinados a reemplazar las partes que faltan de una
manera armoniosa con el conjunto, ni respetar estas adiciones su ambiente
tradicional, el equilibrio de conjunto y sus relaciones con el ambiente
circundante (Carta de Venecia de 1964). Sólo la reintegración
de la parte inferior de las dos esquinas del paramento norte se ha realizado
de una manera sensata, reponiendo los ladrillos que faltaban, pero en
otro tono y retranqueados. En resumen, parece claro que no se han seguido
los postulados admitidos internacionalmente en materia de restauración,
utilizando materiales vastos de una forma agresiva e invasiva, transformando
el monumento en otra cosa (de lejos parece una acequia grande o algo así,
y de cerca, según el ángulo en una especie de monumento
al cemento) y consiguiendo que una restauración se convierta en
un acto de destrucción, no sólo con el monumento en sí,
sino también en su relación con el paisaje y con la tradición
de los sistemas de construcción defensivos medievales, donde esta
torre pretende reinsertarse. En nuestra web ya hemos visto otros ejemplos
de no integración de los trabajos de restauración con el
objeto restaurado, con un resultado infame y una actitud de menosprecio
para con el patrimonio, como son las
termas de Torrox-Costa.
Ubicación.
Coordenadas U.T.M.:
30 S
3837344.60 m E
4067184.17 m N
Ubicación
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