Yunquera cuenta con una torre defensiva llamada El Castillo situada sobre una loma, al norte, un poco en las afueras, del núcleo urbano histórico, incluso del actual. Está claro que su posición favorece la vigilancia del territorio frente a incursiones enemigas.
La información escrita existente coincide en afirmar que su construcción se llevó a cabo en 1812, período final de la invasión napoleónica en la península ibérica. Por ejemplo, José María Martín Ruiz en su libro "La identidad de Yunquera", editado en 2012, afirma lo siguiente: "... una construcción singular, llevada a cabo en la Yunquera del XIX, es la torre vigía, más conocida popularmente como El Castillo. Esta obra fue proyectada por el general Ballesteros y se comenzó a mediados de enero de 1812, encontrándose a la sazón muy avanzada la Guerra de la Independencia. Tres meses después ya estaba levantada su estructura". Más adelante escribe: "La solidez con que había sido construida dicha torre y los medios adoptados para su defensa hicieron posible que las tropas napoleónicas abandonaran el pueblo sin conseguir destruirla" (r.d.: 030, pág. 29).
Es evidente que el emplazamiento donde se ubica la torre necesitaría de una profunda investigación arqueológica que nos revelase la verdadera secuencia de acontecimientos históricos que allí sucedieron. Digo esto no solo por el patrimonio inmueble que se conserva, sino por las aparentes contradicciones entre los hechos y dataciones aceptados como ciertos, comentados más arriba, y las técnicas constructivas con las que fue levantada la torre, teniendo en cuenta su apariencia actual.Como podemos observar, se trata de una torre de base circular y perfil troncocónico con un ligero éntasis o engrosamiento en la parte central.
Exteriormente se divide en dos secciones: la inferior, algo menos de la mitad de la altura, con un ensanchamiento en su zona inferior a modo de zócalo, se construye con mampostería muy irregular de piedras medianas y pequeñas unidas con una argamasa de color rojizo. En su lado noreste se abre una estrecha puerta, creemos que de reciente construcción, que da acceso a un frustrado museo. La sección superior se separa mediante imposta y se estrecha hacia lo que sería el parapeto. En su muro se abren una especie de aspilleras, alargadas y muy estrechas, ritmicamente dispuestas en filas de a dos. El parapeto es alomado con aberturas preparadas para situar pequeños cañones o a la fusilería. Esta sección posee un vano rectangular junto a la imposta, pudiendo tratarse del acceso por escala.
Si aceptamos 1812 como fecha de construcción, el porqué de una estructura cilíndrica tan estrecha y alta, de mampostería, sin abaluartamientos, que debió resultar inútil para la defensa en ese momento histórico, cuando desde hacía décadas la artillería había obligado a los ingenieros militares a adaptarse al potencial destructivo de aquella, desarrollando técnicas constructivas completamente diferentes a las que hasta entonces eran usuales. En este sentido la torre de El Castillo o bien es un anacronismo, fruto de la falta de conocimientos poliorcéticos de sus constructores, o bien se trató de reaprovechar estructuras preexistentes, producto de épocas pretéritas y que en un momento de emergencia sirvieron para defenderse, tras algunas mejoras, del ejército invasor francés.
Bibliografía
consultada. En
Ruta de las Defensas, ver: (030)
Referencias en texto: (r.d.): ruta de las defensas.
Acceso.
No es dífícil. Se encuentra en la salida hacia El Burgo (A-366) detrás de una gasolinera, sobre un pequeño cerro. Antes de llegar es visible desde muchos ángulos. No tiene pérdida. En su interior parece que hay o hubo un centro de interpretación. En la actualidad está cerrado.
Museografía.
Conservación. Didáctica. El estado de conservación es perfecto. No se detectan grietas ni humedades al menos en el exterior. Al interior no fue posible acceder, aunque podemos pensar en una situación similar. Existe cartelería vertical en español y en inglés explicando algunos aspectos de la torre.