La presente ficha se ha realizado a partir de diversos trabajos publicados por expertos en historia del arte y arqueología como Jesús Romero Benítez y su: "Proyecto de reconstrucción de la torre de los Gigantes en Antequera", "Antequera, ciudad monumental. Guía" y "Guía Artística de Antequera"; de Rafael Atencia Páez: "El arco de los Gigantes y la epigrafía antequerana"; bajo la dirección de Rosario Camacho Martínez: "Guía artística de Málaga y su provincia. II"; y por último el texto incluído en el Decreto 550/2004, de 4 de diciembre, por el que se declara Bien de Interés Cultural, con la categoría de monumento, el Arco de los Gigantes en Antequera (Málaga); además de mis propias aportaciones. (En bibliografía consultada, Ruta del Renacimiento: 001, 002, 003, 004 y 005).
Para el humanismo seicentista que una ciudad hubiese tenido un pasado clásico o romano era sinónimo de nobleza, produciendo un sentimiento de orgullo en las clases altas e ilustradas que llegó a manifestarse en la Antequera de finales del siglo XVI con la construcción de este arco triunfal, a lo que ayudó tanto el período de expansión económica que vivió la ciudad a lo largo de ese siglo, como un intenso florecimiento cultural, uno de cuyos frutos fue la fundación de la Cátedra de Gramática de la Iglesia Colegial.
El Arco de los Gigantes, también llamado Puerta de Hércules, fue construido en 1585 por iniciativa municipal, para lo que se derribó una puerta en recodo de la cerca musulmana. El resultado se enmarca dentro del estilo renacentista, con un cariz fuertemente arqueológico (foto 1). Incrustados en sus muros o junto a ellos se exhibían esculturas e inscripciones epigráficas latinas, convirtiéndose en un precedente de los museos arqueológicos, en tanto que lugares públicos de exhibición, siendo quizá el primero de España y uno de los primeros de Europa dedicado a las antigüedades romanas. La obra fue trazada por el arquitecto Francisco de Acuriola y dirigida en su construcción por el alarife de la ciudad Francisco Gutiérrez. Tras siglos de existencia, en 1908, el Concejo municipal acuerda la creación de un museo arqueológico, y para llenarlo de contenido, desmantelan el arco de los epígrafes y los fragmentos de estatuas que conservaba. El material fue trasladado finalmente al Palacio de Nájera. El estado actual es fruto de la reconstrucción llevada a cabo en 1984 con la reincorporación de algunas piezas (foto 4).
El muro tiene más de dos metros de grosor y siete metros de alto. Su construcción se realizó con mampostería, a la que se añadió dos hileras de estrechos sillares sobre los que se situaban las placas epigrafiadas.
El arco de abertura es de medio punto formado por dovelas alargadas en cuya clave se sitúa un jarrón con azucenas. Las jambas están compuestas por sillares estrechos y alargados que llegan hasta los pies. Sobre el antepecho se conservan cuatro grandes lápidas con texto dedicado al rey Felipe II, dos a cada lado, separadas en el centro por una copia de un ara romana (foto 3). En la misma se escribe: “...STATUAS ET EPITAPHIA QUAE HUIS CIVITATIS ANTIQUITATEM ET NOBILITATEM DEMOSTRANT...” (...estatuas y epitafios que de esta ciudad demuestran su antigüedad y nobleza...). En el extremo derecho un castillo en medio relieve y en el izquierdo un león, posible pieza romana. Sobre ellos, restos de volutas, y en el centro el tercio inferior de una escultura original romana de Hércules (fotos 2 y 3). Todos estos motivos son los restos que nos han llegado de un frontón mucho más decorado, reproducido en antiguos grabados, en los que aparece una gran hornacina, flanqueada por dos aletones de grandes dimensiones con motivos orgánico-vegetales muy cárnicos y curvos, sobre la que se erguía una enorme estatua de Hércules, con el escudo de Castilla a sus pies. El jarrón de azucenas de la clave, el castillo y el león forman el escudo de la ciudad de Antequera.
Las inscripciones latinas procedían de la propia Anticaria, así como de otras ciudades romanas cercanas, desde las que fueron trasladadas, como Singilia Barba, Nescania, Osqua, etc. A los pies se situaron grandes esculturas clásicas de bulto redondo. Algunas inscripciones, al no poder ser desincrustadas de los edificios donde se hallaban o estar muy desgastadas fueron copiadas expresamente para su inclusión en el arco, llegando a tener hasta 44 inscripciones.
La puerta trasera del arco, que daba a la plaza de los Escribanos, fue llamada Puerta de la Fama. Realizada en mampostería, con sillares en las jambas, tenía arco rebajado. Del mismo modo, le fueron incrustados epígrafes romanos, aunque en la actualidad no conserve ninguno (foto 5).
Foto 4 Foto 5
Bibliografía
consultada. En
Ruta del Renacimiento, ver: (001), (002), (003), (004) y (005).
Acceso.
Es muy fácil. Se encuentra entre la plaza de las Almenillas y la de los Escribanos, junto a la Alcazaba. Esta puerta es la antesala de la colegiata de Santa María la Mayor.
Museografía.
Conservación. Didáctica. Su grado de conservación es más que aceptable. Sugerimos un estudio detallado de su estado antes del desmantelamiento sufrido a principios del siglo XX, para, con la aplicación de las técnicas actuales producto de la arqueología experimental, devolverla al momento inmediatamente anterior.
Ubicación. Coordenadas U.T.M.: 30 S
361501.78 m E
4097690.50 m N