El presente trabajo ha sido posible gracias a la valiosísima información facilitada por D. David Campos, yunquerano y profundo conocedor de la historia patrimonial de la comarca, futuro arquitecto, que tras leer los distintos trabajos que he llevado a cabo al objeto de difundir la monumentalidad de Yunquera, se puso en contacto conmigo, para, además de ilustrarme sobre muchísimos edificios históricos, presentes y ausentes, proponerme una visita al convento de las Nieves. Una vez realizada esta, lo que agradezco profundamente, pude darme cuenta de que aquel extensísimo conjunto patrimonial, es rico tanto en calidad como en cantidad y que debe ser rescatado del olvido.
En esta ficha vamos a informar de todo o de casi todo aquello que pudimos conocer en la visita que organizó nuestro amigo David, a la espera de llegar a completarlo en el futuro con otras más. Así, admiramos la iglesia del convento, la almazara ubicada en su interior, los restos visibles de aquel, los muros aún en pie, las sencillas viviendas, adscribibles a una arquitectura rural y popular de amplia tradición, que han ido ocupando su superficie, así como el lugar al aire libre donde se congregaban los monjes, la tapia oeste, y los restos de un cortijo y una era adosados. Un variado conjunto de manifestaciones de la arquitectura mudéjar, gótica, renacentista, barroca, popular, preindustrial e industrial. Pero como decimos hay mucho más, que merecerá ser detenidamente catalogado.
Se sabe que a comienzos del siglo XVI el lugar se encontraba ocupado por una comunidad de ermitaños que vivían en cuevas y abrigos y donde destacó la figura de Pedro Pecador (trab. pág. 6). Hacia 1550 ya existía una ermita en el lugar, en la que se veneraba una pequeña talla de la Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora de las Nieves (trab. pág. 6). Unas pocas décadas después las autoridades eclesiásticas encargaron la custodia a la orden de los Carmelitas Descalzos, para lo que fundaron una nueva casa (trab. pág. 6), comenzando en 1599 las obras del que sería el Santo Desierto y Convento de Nuestra Señora de las Nieves (trab. pág. 6).
Pocos años más tarde, en 1604, el complejo estaba terminado. Básicamente constaba de templo de una nave, claustro, un segundo patio y el resto de dependencias conventuales (trab. pág. 6), además de las huertas. También se edificaron una serie de sencillas ermitas. Según la tradición fueron 12, que se tenga conocimiento 11, y localizadas 10 de ellas (trab. pág. 6).
Todo el perímetro estaba acotado por un muro de mampostería con dos accesos, uno al oeste y otro al este (trab. pág. 6). Existen otros testigos de la actividad religiosa y económica que veremos más abajo.
Hacia la mitad del siglo XVIII ya hay noticias de la necesidad de reparación de la iglesia y el convento (trab. pág. 7), perteneciendo a esta fase del barroco final una parte importante del interior del templo tal y como hoy se nos muestra.
También se sabe que en 1783 un devastador incendio arrasó con la extensa y célebre biblioteca del convento, no conociéndose si afectó a la iglesia (trab. pág. 7). Otros acontecimientos posteriores fueron mermando de manera drástica su patrimonio, como la Guerra de la Independencia, cuando las tropas napoleónicas lo asaltaron y saquearon (trab. pág. 7).
La desamortización llamada de Mendizábal de 1835 puso fin a la historia de los Carmelitas Descalzos en la Sierra de las Nieves, llevándose, en su marcha, cuantos objetos pudieron (trab. pág. 8). Otros bienes muebles terminaron en pueblos cercanos (trab. pág. 8). Tras esta salida forzosa, el lugar fue subastado, pasando por varios dueños, aunque estuvo un tiempo deshabitado (trab. pág. 8). En la segunda mitad del siglo XIX, llegaron a Yunquera desde el cercano pueblo de Tolox Juan Vera Gil y su esposa María Reina Vázquez que prosperaron económicamente y terminaron por adquirir la totalidad de la finca del convento, construyendo a principios del siglo XX una almazara en el interior de la iglesia que funcionó hasta la década de los 60, tras lo cual se reutilizó como almacén (trab. pág. 8).
Como hemos mencionado, la finca se rodeó completamente por un murete o cerca, construida en mampostería con piedras de buen tamaño, del que nosotros solo hemos podido visitar la situada al oeste. La entrada original está cegada, ubicándose la actual unos metros a la izquierda de aquella (foto 10). Antes de pasar, podemos visitar los restos de un pequeño cortijo abandonado encastrado en la tapia, que conserva casi por completo su alzado de muros blancos, excepto los tejados que ya han caído (foto 12). Muy interesante es el empedrado de acceso, de guijarros planos y bastante regulares (foto 13), y una espléndida era circular con la característica disposición radial de los cantos (foto 11), en este caso de mucho menor tamaño que los del acceso al cortijo.
Traspasada la entrada, y circulando por un estrecho camino encontraremos el complejo conventual a algo más de 500 metros hacia el este (foto 2), pero antes habremos dejado atrás más restos que evidencian la existencia otrora de construcciones cuyas funcionalidades nos son desconocidas.
Enfrente de la iglesia se sitúa en primer lugar una preciosa fuente de un caño que realiza también las veces de abrevadero, levantada rústicamente con piedra posteriormente encalada, que se compone de un machón cuadrangular que sobresale sobre un pilón-abrevadero extendido de sección rectangular (foto 8).
Unas pocas decenas de metros al norte, por un camino de tierra, y orientado hacia el convento se alza la llamada "Media Luna" (trab. pág. 9), una original y sencilla estructura al aire libre donde los monjes se reunían (foto 9). No conocemos en la provincia de Málaga una construcción similar, tan claramente diseñada para un grupo social limitado, aunque sí otras que sirven o sirvieron para acoger a los creyentes en el exterior, siempre cercanos a un núcleo urbano, como por ejemplo la posible capilla de Yunquera o el Calvario de Monda, por cierto ambas a pocos kilómetros, sobre todo la de Yunquera, de la que nos ocupa. La construcción es curvada, levantada con piedra irregular y encalada, similar a lo visto en el abrevadero, más alta en el centro que en los laterales, con hornacina semicircular central, y tres pequeñas horadaciones alrededor de esta, también semicirculares y de ladrillo. Todo el perímetro se rodea con un banco corrido de piedra separado en el centro por un murete escalonado, situándose encima un reducido hueco rectangular.
La construcción del complejo conventual, como sabemos, iniciado en 1599, y las posteriores reformas de la segunda mitad del siglo XVIII, así como las diversas reparaciones más o menos puntuales que lógicamente sufriría a lo largo del tiempo, han dado como resultado una compleja y variada tipología muraria, utilizándose, de manera esquemática, desde el ladrillo con cadenas, verdugadas y cajones, dentro de la tradición mudéjar, hasta el uso exclusivo del ladrillo, mampostería muy irregular, mezcla de esta y ladrillos, y sillares no muy regulares, estos últimos vistos en el contrafuerte de la cabeza del templo y en la espadaña.
El interior de la iglesia (fotos 1, 2, 3, 4 y 15) consta de una sola nave alargada de considerable altura. Se encontraba pintada, como demuestran los restos que aún se pueden contemplar. Tanto su cabeza como los pies son planos, constando de coro y presbiterio elevado (trab. pág. 9). Los muros laterales se articulan mediante siete secciones separadas a intervalos por seis pilastras cajeadas, abriéndose en las tres anteriores al presbiterio sendas hornacinas de remate semicircular con molduraje, y destacada imposta, de gran finura y de indudable adscripción renacentista. Por encima de las pilastras cajeadas corre un voluminoso entablamento, cerrándose el conjunto mediante bóveda de cañón encamonada con lunetos y arcos fajones que cubren una estructura de cerchas de madera, continuación, aquellos, de las mencionadas pilastras. En el centro de los lunetos se dispondrían vanos rectangulares de gran derrame de los que solo permanecen abiertos los correspondientes a la segunda, cuarta y sexta sección. Esta estructura superior debemos datarla hacia la segunda mitad del siglo XVIII, correspondiéndose con las importantes reformas que se hicieron en esa época. En el exterior destacamos además de la sobriedad de los muros, la espadaña (foto 4), situada hacia la mitad del muro de la Epístola y perpendicular a este. Se abre mediante dos vanos semicirculares con utilización de sillares.
Foto 12 Foto
13
Dentro de la nave se conserva una prensa de viga, husillo y quintal; otra prensa manual y una tercera de empiedro de sangre, perteneciente a la familia Vera (trab. pág. 30), y que muestra el uso de tecnología preindustrial e industrial para la obtención de aceite (foto 1). La entrada tanto al templo como al claustro, celdas, refectorio, etc. se haría por la cabeza en el lado del Evangelio, accediéndose a través de un arco trilobulado de influencia gótica (foto 3), en cuyos muros se simularon grandes sillares isódomos coloreados y de amplio llagueado (foto 5). Del claustro queda el patio cuadrangular muy modificado (foto 4), aunque algunas basas, fustes y capiteles de orden dórico se han conservado. El resto del complejo lo ocupan casas para viviendas de corte popular. Las hay que han reaprovechado las celdas de los monjes (foto 7), respetando distribuciones interiores y techos con magníficas vigas de madera (foto 6) y alfarjes, otras con zonas modificadas, hasta construcciones de nueva planta. Las edificaciones situadas al este conservan parte de los muros originales (foto 16) con algunas secciones íntegramente de ladrillo. También quedan muros completos con tres niveles al sur del complejo junto a las huertas (foto 14).
Bibliografía
consultada. Parte de la información que habéis podido leer más arriba, se corresponde con el trabajo
no publicado, y que amablemente me ha sido facilitado por David Campos, realizado por los alumnos Ana López, Amador Gálvez, el mismo David Campos y Blas Villalba, con el profesor José Manuel López, para la asignatura Construcción VI, de la carrera de Arquitectura en la Universidad de Málaga, durante el curso 2019-2020, cuya referencia abreviada en el texto es: "trab.", donde además se indica la página de donde se han obtenido los datos.
¿Cómo llegar? Ofrece cierto nivel de dificultad. El complejo patrimonial está apartado de cualquier núcleo urbano, entre El Burgo y Yunquera, llegándose a él a través de una estrecha carretera. En todo caso, para poder acceder, deberéis concertar previamente la visita y poneros en contacto con David Campos a través de su correo electrónico davi_yunke@hotmail.com.
Conservación.
Museografía. Didáctica. No podemos decir que el convento y el resto del patrimonio que se conserva en la finca se encuentre en demasiado buen estado. Afortunadamente las familias propietarias de aquel lugar, conscientes de su importancia, están buscando el modo de rehabilitar la iglesia del convento, existiendo ya alguna propuesta de restauración. Esperemos que estas iniciativas lleguen a buen puerto y podamos disfrutar en un futuro no muy lejano de este extenso patrimonio. Sabemos que será un proceso largo y que la intención es comenzar por el monumento más significativo, pero no dudamos que en la mente de estos emprendedores estará también la del resto de las edificaciones incluyendo las numerosas ermitas repartidas por su territorio. Un esfuerzo que debería revelarse a muchos otros en nuestra provincia que tanto sufre el abandono de su historia.
Ubicación
(Google Earth): |
Iglesia |
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|
|
Coordenadas U.T.M. |
Grados, minutos, segundos. |
Grados decimales. |
Grados, minutos decimales. |
Sistema militar de referencia por coordenadas. |
30 S
323801.01 m E
4069005.10 m N
|
36º45'01.60'' N
4º58'25.51'' O
|
lat. 36.750443º
long. -4.973752º |
36º45.027' N
4º58.425' O |
30SUF2380169005 |
Ubicación en
googlemaps©:
Vista general
Sector del convento y alrededores
Detalle del convento
Sector oeste
Terminado, incorporado a la página y subido a la red el: 30/03/2020. nº 426. vec2020©
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