Iglesia de Santiago Apóstol. Antiguo Cementerio
Monda (pueblo)
Es en 1505, como nos informaba Dª María Dolores Aguilar (en bibliografía consultada, Ruta del Mudéjar: 002), cuando, junto con otras muchas parroquias de la sede malagueña, se realizó la primera erección del templo por el arzobispo don Diego de Deza, a instancia de la reina Isabel, patrona de todas ellas. En cualquier caso, el edificio que ha llegado hasta nuestros días es fruto fundamentalmente de las grandes reformas que sufrió durante el siglo XVII, comenzando estas muy pronto, exactamente el 25 de marzo de 1605 cuando el obispo Moscoso encargó al maestro Pedro Díaz de Palacios el comienzo de las reformas, el cual ejercía ya en ese momento (lo era desde 1599) como Maestro Mayor de la catedral de Málaga, habiendo desarrollado un estilo claramente renacentista adquirido durante su anterior estancia en Sevilla, también como Maestro Mayor de la catedral de esa población.
El exterior. En la actualidad luce casi completamente de blanco, excepto las dos portadas que están realizadas en ladrillo, una a los pies tras el atrio y otra en el lado de la Epístola; muy distinto a como tuvo que ser hasta el siglo XIX. Se trata de un edificio de importantes dimensiones con escasa articulación a excepción del mencionado atrio y de la torre (foto 1). En este sentido no se hace destacar volumétricamente el presbiterio por lo que el tratamiento exterior de las naves es el de un sencillo cuerpo rectangular cubierto a dos aguas. Por otra parte la escasez de vanos laterales le confieren al muro un aspecto un tanto tosco que, como ya hemos dicho, debió ser muy diferente al de su conformación original, si atendemos a las influencias mudéjares bien visibles en algunas partes del templo (foto 2). Pero además del mudéjar, también acusa la influencia de otros estilos arquitectónicos y decorativos, como el renacentista y en menor medida el barroco, que veremos más abajo.
La sección más articulada plásticamente es el pie del templo, donde en su centro se abre un profundo atrio, y a su derecha la torre. Al atrio se accede mediante un gran arco de medio punto, enmarcado entre pilastras lisas con capitel toscano y sencillo entablamento con detalles clásicos. En su interior una portada completamente realizada en ladrillo, compuesta de arco de medio punto entre pilastras y cornisa adintelada. El arco apoya sobre jambas apilastradas hasta el plinto, más ancho, con la línea de imposta señalada mediante simulados capiteles toscanos. Esta portada refleja una evidente mezcla de estilos renacentista y mudéjar. Por encima se abre un pequeño vano coral en forma de óculo y un cierre de madera a doble agua, seguramente de reciente factura (foto 3). En cuanto al modelo adoptado: atrio techado con gran arco delante de la portada de acceso, es transposición de una tradición arquitectónica que se remonta como poco al gótico final y que vemos en soluciones tan monumentalizadas como el colegio de San Gregorio, y la iglesia de San Benito o San Pablo, todos en Valladolid, que continuó durante el Renacimiento, como en la fachada del convento de San Esteban en Salamanca, y en el Barroco en la de la catedral de Granada, y en menor medida en la catedral de Málaga. Por último, sobre el arco se dispone una espadaña que consta de vano circular, rematándose con frontón triangular y cruz de hierro, entre dos alerones y sendas copas sobre plintos.
A la derecha se sitúa la torre, en línea con la nave lateral, quedando el mismo espacio en el lado izquierdo, como si las pretensiones iniciales fuesen la de construir dos torres, hecho que no tenemos constancia que ocurriera. La torre se encuentra excesivamente restaurada, y mucho nos tememos que haya perdido los enfoscados y revoques originales, conviertiéndose en una estructura vertical, plana y sin la menor pátina. Se divide en cuatro cuerpos, separados por impostas, más anchos y unidos al templo los dos primeros, encontrándose carentes de vanos, siendo cuadrangulares los dos superiores, con algún vano el primero y los dispuestos para las campanas el superior. El remate se hace mediante tejado a cuadro aguas (foto 1). Hacia la mitad del muro derecho se abre otra portada asimismo de ladrillo, adintelada entre pilastras, disponiéndose sobre estas un esquemático entablamento de abultado perfil (foto 2).
El interior de la iglesia consta de tres naves separadas por arcos de medio punto doblados sobre pilares de planta rectangular. La imposta del arco se marca con ladrillos en una serie de esquemáticos capiteles toscanos. La nave central se cierra mediante bóveda de artesa (rectangular cuyos lados se ensanchan hacia los lados), que oculta la armadura mudéjar original, aunque a día de hoy desconocemos el estado de conservación en el que esta se encuentra (foto 4). Las naves laterales, de menor altura, se cierran mediante bóveda de crucería, la de la derecha, y encamonada la de la izquierda.
Al final de la nave central se abre el presbiterio cuyo acceso es resaltado mediante un gran arco toral semicircular cuyo perfil se dora, al igual que las pilastras adosadas que lo soportan. En su fondo plano destacan tres hornacinas, de mayor tamaño la central y clásica disposición, sencillo recuerdo del retablo que allí existió y que fue destruido durante la Guerra Civil (foto 4).
Afortunadamente, cada uno de los dos testeros laterales aún conservan interesantes capillas decoradas.
La del lado de la Epístola se cierra con bóveda semiesférica de ocho nervios cajeados y sus correspondientes plementos, cerrados con un medallón central. El conjunto está ricamente decorado con motivos vegetales, aves del paraíso, putti, etc. que en su momento se encontraban fuertemente policromados. La bóveda se cierra sobre una cornisa mixtilínea y esta a su vez sobre pechinas, asimismo densamente decoradas. Los motivos vegetales no tienen la ligereza y dinamismo plástico que hemos visto, por ejemplo, en el camarín de la iglesia de Santa María de la Victoria de Málaga, por lo que nos atrevemos a datarlos a principios del siglo XVIII, como manifestaciones previas al desarrollo del pleno barroco dieciochesco (foto 5).
La del lado del Evangelio, es más antigua, estructurándose sobre ocho gruesos nervios quebrados de sección rectangular, formada por lo que sería una primera cúpula muy abierta, y sobre esta, cerrándola, un cupulín. Todo el conjunto se pinta con una variada policromía, grises, rojos, azules, con sencillos motivos curvos, flores, y una interesante decoración entre geométrica y vegetal en los intradós de cada uno de los nervios, coronándose su unión con una estrella de ocho puntas. Este motivo junto con la utilización de nervios tan gruesos evidencian una clara influencia andalusí que algún alarife quiso dejar allí patente (foto 6).
En el coro se ha conservado una viga maestra de la armadura de la nave central, con la inscripción: "Siendo Bernardo de Godoy Maestro de este Obispado de Málaga, me fecit a principio ubsque ad finem año de 1680", por lo que aquella formó parte de las reformas que se hicieron en la iglesia durante el siglo XVII.
En la parte posterior del templo, en el exterior, aún existe la tapia (hoy cerrada) que daba acceso al cementerio, lugar llamado Cruz del Carnero, y que se encontraba junto a la iglesia. En la actualidad se conserva parte de la trasera (sin acceso público y sin nichos), y la mencionada tapia, a la que se le ha provisto con una sencilla hornacina semicircular adornada con una cruz (foto 7).
Como nos informa D. José Jiménez Guerrero (en bibliografía consultada, Ruta del Barroco: 002) el patrimonio mueble fue prácticamente destruido durante la Guerra Civil: retablos, esculturas, orfebrería, mobiliario, archivos... Para lo poco que se salvó, así como para las incorporaciones de nuevos bienes a lo largo del siglo XX, debemos consultar la información facilitada por Dª Rosario Camacho (en bibliografía consultada, Ruta del Barroco: 001), destacando esculturas como la del Nazareno y de la Virgen Dolorosa, situadas a ambos lados del presbiterio, ambas del escultor Navas Parejo, realizadas en los años 40 del siglo XX. Del primero debemos mencionar el ajuar procesional, con una túnica del siglo XIX. Otra meritoria escultura es la del Crucificado, tallado por Pérez Hidalgo en 1947, así como la pequeña figura de vestir de la Virgen de Dolores, de finales del siglo XVIII (foto 8). No debemos olvidar la cancela, interesante trabajo de carpintería, ni tampoco las lámparas colgantes de hierro que iluminan el interior del templo.
Foto 7 Foto 8
Bibliografía
consultada. En Ruta del Barroco, ver:
(001) y (002); en Ruta del Mudéjar, ver: (002).
Acceso.
Es muy fácil. Se encuentra en la parte más alta del pueblo, en la plaza de la Constitución. La calle Valdescoba o la calle Marbella desembocan muy cerca de la iglesia. En cuanto a la posibilidad de visitarla, hemos de decir que está cerrada la mayor parte del tiempo. Las misas se hacen en invierno diariamente a las 19:00; los domingos y festivos a las 12:30 horas. En verano, diariamente a las 20:00 horas y los domingos y festivos a las 12:30 horas. En nuestra visita encontramos un aviso de misas con el siguiente horario: martes a las 18:30 horas, sábados a las 20:00 horas y domingos a las 12:30 horas. Las fiestas de San Roque, el patrón, son el 16 de agosto. El teléfono de la parroquia es el: 952457069.
Conservación.
Museografía. Didáctica. Encontramos el templo en un impecable estado de conservación. En la entrada de los pies existe cartelería vertical con información histórico-artística del templo en español e inglés. También hay otro cartel junto al muro del antiguo cementerio.
Ubicación.
U.T.M.: 30 S
336139.89 m E
4055389.66 m N