En el nº 9 de la calle Postigo de Arance se localiza este inmueble del que hace unos pocos años se recuperó su fachada con pinturas decorativas, datables entre el final del siglo XVIII y principios del XIX. Se compone de planta baja, principal y una superior (foto 1). Estilísticamente se enmarca en un momento de transición en la arquitectura que se venía realizando en la ciudad de Málaga.
La planta baja, con su entrada de prestigio, almohadillado y grandes vanos, nos pone en contacto con la emblemática Aduana, que se construía por aquellos años, y cuyos magníficos sillares almohadillados influyeron en más de un edificio de la capital. Al mismo tiempo suponía un cambio en relación con la arquitectura residencial, tradicional y barroca que se practicaba en Málaga, y que a lo largo del siglo XVIII fue madurando y adquiriendo una fuerte personalidad, capaz de diferenciarse de otras regiones de España, también con profunda raigambre barroca. Así, esta planta baja se sumerge en el gran debate sobre la arquitectura del siglo XIX: el camino a seguir, los modelos y sus variantes, y las nuevas soluciones que se dieron más avanzado el siglo.
Sin enmbargo, los dos pisos superiores se caracterizan por mostrar la permanencia y mezcolanza de estilos, como los ritmos compositivos de la casa barroca dieciochesca, con fuerte tendencia axial, sus grandes vanos, un destacado piso principal, cierros y balcones preñados; todos estos elementos consolidados por la tradición, fruto de la evolución del lenguaje de fachadas, a lo que se une la ornamentación pintada, tradición que se observa en la ciudad desde el siglo XVI, y que evoluciona en estos últimos años del siglo XVIII con la utilización del lenguaje rococó, donde se procura la eliminación de la saturación visual en relación con los elementos decorativos que hasta hacía poco habían imperado, centrando el ornamento en los recercados, antepechos y sobredinteles de los grandes vanos, y, en general, dejando libre el resto del paramento, como ocurre en la arquitectura palaciega alemana, sobre todo de la región de Baviera, característicos de este lenguaje plástico, o en España en la impresionante fachada del Palacio del Marqués de Dos Aguas en Valencia. Con el paso del tiempo los colores de la fachada han ido perdiendo intensidad, desapareciendo completamente algunas secciones, incluidas escenas, ofreciendo una imagen que pensamos debe estar bastante lejos de la que hace dos siglos podría observarse, como indican los azules que rellenarían en parte el dibujo contorneado que caracteriza toda la ornamentación, matizándola, gradándola e iluminándola (fotos 8 y 9). Un verdadero espectáculo para una ciudad en la que sus fachadas constituirían un impresionante mosaico de formas y colores.
La planta baja, realizada con cantería, se articula en torno a una gran puerta adintelada, realzada por pilastras cajeadas con placas, elevado entablamento y algunos escuetos elementos ornamentales, resultando de gran severidad, muy próxima a los postulados del neoclasicismo. A ambos lados se extiende el almohadillado que rodea dos grandes vanos rectangulares, con cierre de hierro forjado y barras en diagonal formando rombos (foto 2).
La planta principal, de mayor altura que la inmediatamente superior, se compone de un gran balcón central de tipo preñado, donde las barras de la baranda, rectas, se adornan con dados y sencillas volutas, además de sendos arbotantes semicirculares. La meseta se compone de suelo de cerámica, sostenido por forjado y tornapuntas (foto 2). El vano se cierra mediante un gran frontón curvo de piedra con retorcidas volutas en los extremos. El recercado, moldurado, enmarca dos columnas corintias pintadas, con aplicaciones de veladuras y gradación cromática en tonos marrones casi negros, llamados panza de burra (foto 3). A ambos lados se sitúan imponentes vanos rectangulares cerrados con cierros de jaula, con pequeñas flores decorativas en los barrotes de esquina (foto 4) También posee recercados moldurados y frontones triangulares de escasa altura. En estos recercados se dibujan dos pilastras cajeadas decoradas con argolla y racimo, con una guirnalda de motivos colgantes que recorren el bajo del guardapolvo. Este motivo se repite a lo largo de toda la cornisa que sirve de imposta para el piso superior (foto 5). Entre el cierro y el balcón central se dispone un paño con una gran orla vegetal y gran lazada en el remate superior y menor en el inferior. Posiblemente en su interior se desarrollara alguna escena, perdida en la actualidad (foto 6). Los extremos del inmueble también se limitan con el mismo tipo de pilastra pintada que los recercados de los vanos.
Foto 3 Foto 4
Foto 5 Foto 6
La segunda planta, de menor altura, cuenta con tres balcones de igual tamaño de tipo preñado, sin arbotantes, y con similar ornamentación que el central inferior (foto 1). Los vanos poseen recercados de obra, igualmente decorados con dibujos lineales de pilastras y dintel, argollas y motivos vegetales. Entre ellos y sobre la línea de imposta apoyan bolas, similares a las que hemos visto en calle Torregorda, así como motivos ovales ornamentados de doble perímetro lineal, mayor el de la izquierda (foto 7), donde se aprecia un sencillo paisaje, con acantilado, mar, vegetación y una figura humana, muy similar al mencionado de la calle Torregorda (foto 8). Bajo la cornisa se extienden guirnaldas y a ambos lados gotas trapezoidales, uno de los escasos ornamentos no pintados del conjunto, también presentes en la planta inferior. Por encima de estos, continúa la ornamentación pintada con una fila de motivos en S cóncavo-convexos, característicos de este período, del mismo tipo que los vistos en los inmuebles de calle Hinestrosa (foto 9). Asimismo, en las esquinas, sendas pilastras pintadas enmarcan el piso, que junto con la del inferior logran acotar todo el espacio, lo que ya hemos observado en otras casas pintadas del centro histórico, como las arriba mencionadas. Esta decoración lineal fue suavemente rellenada con colores azules, gradados para ayudar a dar volumen y elegancia al conjunto (fotos 8 y 9).
Foto 8 Foto 9
Bibliografía consultada. En Ruta de las Casas Pintadas, ver: (002).
Acceso. Es muy fácil. Si entras a la calle Carretería por la margen izquierda del río Guadalmedina, justo la primera a la izquierda es la calle Postigo de Arance. Al ser estrecha y paso de automóviles hay que tener bastante cuidado. No existe información en formato alguno.
Conservación. Museografía. Didáctica. Restaurada hace pocos años, se ubica en una zona de Málaga donde casi todos los inmuebles estuvieron pintados. Hoy parece más bien un barrio en ruinas, con multitud de solares vacíos. Donde hasta hace poco eran multitud los inmuebles barrocos, sólo quedan sus huecos, otros en pie pero en estado ruinoso, otros pocos, que ya estudiaremos, con sus pinturas recuperadas. En fin un sector de Málaga, extramuros de la ciudad medieval, cuya recuperación, posible hasta hace unos años, habría supuesto el resurgir del esplendor del barroco en su versión malagueña y civil. Cerca, la casa donde nació Canovas del Castillo (con esgrafiados) se encuentra abandonada y apuntalada. Algo que dice mucho de nuestra sociedad.
Ubicación. U.T.M.:
30 S
372763.50 m E
4065048.73 m N
Ubicación en googlemaps©:
Terminado, incorporado a la página y subido a la red el 07/03/2015. nº 155. vecmálaga2015©
