El edificio que hoy estudiamos estuvo destinado a cilla o pósito, es decir a almacén de grano. El que en la actualidad podemos contemplar en la plaza de la Constitución de Vélez-Málaga, es el resultado de un largo proceso histórico que comienza en 1765, cuando el consistorio acordó levantarlo bajo las órdenes del maestro albañil Gregorio de Siles (r.c.: 002, pág. 98) hasta la restauración y readaptación de funciones acaecidas en la primera década del siglo XXI.
Originalmente poseía un piso más que en la actualidad, ocupando el granero el superior (r.c.: 002, pág. 98). La fachada principal consta de soportal o recova de nueve tramos con grandes arcos de medio punto separados por semicolumnas toscanas, levantadas con ladrillo, no visibles, como tampoco lo son el doble nivel del intradós del arco, liso y cubierto con una placa de madera.
El piso superior, separado por imposta de doble listel, consta de regulares vanos rectangulares dispuestos sobre cada arco, con amplio recercado de muesca, igualmente entre semicolumnas sobre pedestal más simplificadas que las del nivel inferior. Sabemos que el vano central poseía balcón (r.c.: 002, pág. 98). En fotografías anteriores a la restauración se observan estos con rejerías planas y disposición alternante, es decir un vano con balcón y el de al lado careciendo de este. Al igual que los soportales, los cierres son contemporáneos. El conjunto continúa en ambos extremos con anchos paramentos, con un solo vano en el del extremo norte. En este sector y en las semicolumnas cercanas aparecieron pinturas en el proceso de rehabilitación. En concreto a ambos lados del vano dos pilastras con pedestal, cajeadas y sin capitel, posiblemente por la eliminación del piso superior.
En las franjas laterales de la pilastra se utiliza color marrón y en el centro rojizo, imitando el jaspeado. En los extremos aparecen sendos medallones con perímetro coloreado en rojo, rodeado de motivos orgánicos en S, C, roleos y "sostenido" por un lazo. El de la izquierda conserva un dibujo monocromático y muy esquemático a base de líneas gruesas oscuras representando árboles sin hojas, solo el tronco, una pequeña casa o choza y pájaros en la parte superior. El medallón de la derecha posee línea de horizonte en el tercio inferior, una sencilla casa, árbol, una gran y amenazante ave con las alas desplegadas en la parte superior central (lo más trabajado) y pequeñas aves a su derecha. El estilo, muy poco diestro, recuerda el de la Casa de los Relojes de Málaga. Otras pinturas aparecieron rodeando las semicolumnas del piso superior, que no se han respetado en el diseño final, lo que no llegamos a entender. Todo ello nos hace pensar en un edificio barroco repleto de variados motivos pictóricos, rico colores y de luz, muy diferente a su aspecto presente. El interior forma una gran galería cubierta con bóvedas de arista. Por último, decir que en la actualidad el inmueble se dedica a biblioteca y centro de exposiciones temporales.
Bibliografía
consultada. En
Ruta del Comercio, ver: (002)
Referencias en texto: (r.c.): ruta del comercio.
Acceso.
Es muy fácil. Se encuentra en el centro histórico junto a la iglesia de San Juan Bautista y la fuente de Felipe II. Teléfono: 647212750. Abierto de lunes a viernes de 9:00 a 14:00 horas y por la tarde desde las 16:00 hasta las 22:00 horas. Sábados de 9:00 a 14:00 horas.
Museografía.
Conservación. Didáctica. El edificio ha sufrido una restauración que se nos antoja excesiva. El resultado es algo que nos recuerda al barroco repulido de algunos arquitectos de los años 80 del siglo XX. Cualquier similitud con el original me temo que es pura coincidencia. Además, pintarlo todo de blanco es una "manía" de algunos restauradores, en aras de un supuesto respeto al original, que lo que realmente encubre es un desconocimiento del propio edificio, una enorme incapacidad para reenmarcarlo en su época y por supuesto ignorancia de las técnicas barrocas de enfoscado y revoco, que en este desgraciado edificio claman al cielo. No ha sido respetado el tejado, las canaletas vidriadas ni sus tornapuntas, los balcones planos de rejería dispuestos uno si y otro no. Por último aparecieron pinturas junto a las columnas adosadas que han sido obviadas, como demuestran las fotografías de la empresa restauradora expuestas sin pudor en su página web. Solo se salvan, y menos mal, las pinturas encontradas en su esquina norte, lo que obligó a los encargados a conservar colores y texturas. No sé si se lo tomarían bien.